El impacto que supuso la primera parte se ha diluido en esta secuela, aunque lo que queda no es poco, ya que quienes busquen más de lo mismo lo encontrarán: acción descarnada, una trama de espionaje sin complicaciones y personajes con mucho carisma.

Los nuevos secundarios que se han sumado a la fiesta como Channing Tatum, y sobre todo Pedro Pascal, compensan la frescura que se ha perdido al contarnos una historia similar a la de la película anterior pero que aún así resulta tan divertida como era de esperar. Una cosa tiene muy claro el equipo de la película, si algo funciona no lo toques, y si es necesario incluso resucitar a los muertos para que todo siga igual, que así sea.

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