Lo que de entrada más llama la atención de este thriller de acción es su llamativa puesta en escena, estridente visualmente, y acompañada en todo momento por una singular mezcla de clásicos rockeros y música electrónica, además de unas elaboradas y muy bien rodadas escenas de pelea, en las que se puede apreciar lo que ocurre sin incesantes cambios de plano con una imponente Charlize Theron desenvolviéndose con soltura y extremada firmeza.

Y si en apariencia cumple de sobra, en su contenido también goza de complejidad debido a una trama llena de engaños, traiciones y conspiraciones, muy similar en muchos aspectos a la primera Misión: Imposible, y que en su conjunto recuerda el mejor cine de espías de antaño actualizado acertadamente a nuestros tiempos.

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