Inicio y final fulgurantes en los que director y actores dan lo mejor de sí mismos pero que se disipan por culpa de un eje central en que los protagonistas divagan sin rumbo fijo con una trama amorosa que se debería eliminar del montaje para beneficio de todos. El primer trabajo juntos de DiCaprio y Scorsese deja muestras de lo que sería una provechosa colaboración aunque quien se come la pantalla, como de costumbre, es un Day-Lewis pletórico interpretando un personaje que le va como anillo al dedo. Rodada en la mítica Cinecittà, la majestuosidad que transmite el escenario y la magnitud de los hechos que nos narran sobrepasan las lacras de una película que con media hora menos habría sido más redonda.

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