El segundo largometraje de Paul Urkijo, tras la doblemente fantástica Errementari, es la confirmación de que el realizador vasco es una de las perlas de nuestro cine, siendo capaz de adaptar a la gran pantalla, con los recursos justos pero muy bien aprovechados, una épica y mágica leyenda que narra el enfrentamiento durante la edad de media entre religiones y tradiciones. Y lo hace con el rutilante estilo que le caracteriza, visualmente deslumbrante aunque sin pasarse, y con la fuerza narrativa requerida para contar una historia que empieza fuerte y aún así aumenta progresivamente de intensidad sin que el ritmo decaiga en ningún momento. Cine fantástico del que nos gusta, y que gustará a todo el que tenga buen gusto.

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