Este es sin duda uno de los mejores ejercicios narrativos del director británico. La historia de un par de estudiantes que juegan a cometer el crimen perfecto empieza con una escena fuera de lugar como lo es el asesinato. Esto quiere decir que Hitchcock pone las reglas desde el principio: El marco de la muerte no es importante sino la forma como la asimilamos y el espectador asumirá una postura guiado por el reparto de la película. Imperdible película para quienes dan mayor importancia a la solidez del guión que al resto de elementos técnicos.