Estamos ante una de las mejores series de los últimos años. Esta continuación de la historia de Karate Kid 34 años después está creada con muchísimo mimo, cariño y un respeto enorme por la historia original.
Es una serie que va in crescendo, es decir, cada capítulo que avanza es mejor que el anterior.
Equilibra a la perfección la mezcla de emociones, haciéndote pensar, reír e incluso llorar.
Tira de nostalgia cuando lo necesita a la vez que introduce elementos nuevos.
Una de las mejores cosas que tiene la serie es el carisma de cada personaje, maravillosos todos. Tanto los adultos como los jóvenes.
En definitiva, una obra maestra creada con mucho cariño y respeto, pero eso si, para disfrutarla al 100% recomiendo haber visto antes las 3 primeras películas, por la cantidad de referencias que hay a ellas.