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Voto de Isaac Paskual:
9
Ciencia ficción. Acción. Drama. Fantástico Godzilla, fuerza destructiva insondable para el hombre, resucita en el Tokio de hoy en día para acosar de nuevo a la civilización. Apremiado por la muerte y la desesperación, Japón deberá encontrar el poder para superar este desafío. Primera película de Godzilla realizada en Japón desde "Godzilla: Final Wars" (2004) de Ryuhei Kitamura. Dirigida por Hideaki Anno ("Evangelion") y Shinji Higuchi ("Attack on Titan"). (FILMAFFINITY)
26 de junio de 2019
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Enorme regreso del Gojira de Toho el que nos conceden en “Shin Godzilla”. Una moster movie inteligente, efectiva y apegada a la realidad, que no por ello evita brindarnos el placer de un Godzilla espectacular, aterrador y carismático a partes iguales.
“Shin Godzilla” es el tercer reboot del kaiju que nos ofrece Toho, la creadora del mito; así que olviden todo lo anterior. La historia nos sitúa en el Japón actual, emplazamiento escogido por el bueno de Godzilla para renacer, haciendo de paso aflorar los miedos de la sociedad nipona a tragedias como la de Fukushima.
A partir de ahí Hideaki Anno y Shinji Higuchi desarrollan una monster movie de dos caras bien diferenciadas, aunque compactadas. Por una parte tenemos el espectáculo destructivo kaiju, y por otra tenemos una especie de pseudo sátira política con vocación de dardo envenenado. Ambas partes brillan en lo suyo, convirtiendo “Shin Godzilla” en uno de los mejores films sobre el personaje.
A nivel de guion “Shin Godzilla” es una absoluta exhibición. Hideaki Anno es poseído por el espíritu de Aaron Sorkin para entregar un avispado toma y daca continuo de diálogos raudos y veloces, con la burocracia y la negligencia política como diana. Y sobre esa interesante base se cimenta el ataque de un Godzilla imponente y de los que se recuerdan, apoyado por un plano visual de diez. La sensación de imbatibilidad que transmite, unida a la ferocidad visual que atesora, fruto de un gran diseño que para nada parece cgi, es perfecta. La evolución del kaiju es tan magnética como incierta, fomentando la intriga.
Todos los que aún hoy, cual amargados ermitaños, siguen echando pestes de la “Godzilla” (2014) de Gareth Edwards, casi mejor que ni se acerquen a “Shin Godzilla”, a riesgo de derrame cerebral. El film de Hideaki Anno y Shinji Higuchi es un setenta y cinco por ciento lúcida sátira política y un veinticinco por ciento monster movie pura y dura. Evidentemente aquí hay más inteligencia que en la cinta de 2014, pero el modelo es similar. Lo que sirve para afianzar lo estupenda que es aquella, consolidando de paso el esquema perfectamente válido y útil que usó Edwards, y mediante el que demostró que se puede hacer una monster movie en la que los personajes humanos y la historia también importen más allá de los clichés de turno.
En resumidas cuentas, me declaro devoto absoluto de “Shin Godzilla”. No me la quito de la cabeza. Y a Satomi Ishihara tampoco.
Isaac Paskual
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