Oigan, basta ya. Basta ya de reírse de nosotros, Dejen inmediatamente de calificar como éxito el mero hecho de que esta 'cosa' sea numero uno en taquillas en España. Este engendro es lo que es y está donde está gracias a la maquinaria propagandística del "ven a verla que si no estás fuera de la onda". Para empezar, es una película carente de humor. La única causa de la risa que pueda emitir alguien presenciando este bochorno es el producto de un embrutecimiento mental y humorístico producido por la radioactiva y muy contagiosa contaminación televisiva de la mega fábrica mediaset. Y punto señores. Y punto.
Además es carente de calidad. Insultan a nuestra inteligencia. Pero sobre todo insultan, se mofan y desternillan en la cara de los miles de talentos interpretativos que atesora este país plantando a Berto Romero, (como si de un florero se tratara) vestido de hipster y soltando una ráfaga constante y autohumillante de gags inocuos y obsoletos de cualquier atisbo de humor. Cuando le ves en la pantalla es complicado reprimir ese tembleque cosquillean que sube desde las rodillas al estómago popularmente llamado vergüenza ajena. Pura y dura, de esa que en ocasiones te hace reacomodarte en el asiento y cambiar la postura con una sonrisilla tonta.
La película entre otras cosas también (oh sorpresa) carece de frescura. Es como comerse un bocadillo de garbanzos, o la mayonesa a cucharadas. Su argumento es flácido, amorfo, vago, pueril, y tremendamente típico. Es una procesión constante de chistes malos, situaciones ridículas y sketches bochornosos. La línea argumental no se desmarca lo mas mínimo de la linea de lo populista, de lo previsible, de lo cutre y mil veces visto, pero sobre todo y para definirlo en una sola frase, el argumento es una broma pesada encriptada en el idioma de un cerebro previamente moldeado.
No disimulan su falta de pudor a la hora de estamparnos en la cara sus tópicos rancios y banales. No se cortan un pelo llamándonos paletos, y tampoco tienen la vergüenza de dignarse a no intoxicarnos los medios de comunicación a los que no quieren ir a verla.
Basta de acuchillar sin piedad contra el cine. Basta de atentar contra el buen gusto. Basta de abochornar a todo un país presumiendo de que esta cosa es un éxito de salas. Porque permítanme decirles que, afortum¡nasalmente y gracias a Dios, el éxito económico jamás de los jamases fue unido del éxito artístico en esto del cine.

PD: Luego los protas se permiten el lujo de presentarse en el programa de las hormigas y decir que están hartos de firmar autógrafos. Es el colmo. El no va mas. Las ultra manipuladas masas les aúpan a hacerse ricos y les escupen en la cara... En fin, parece que si algo faltó en este proyecto fue la vergüenza.