Película extraordinaria, que se te mete debajo de la piel y te hace pasar hora y media sentado en el cine, angustiado y preocupado, y con la mente dando mil vueltas a las posibles soluciones al problema del protagonista; al mismo tiempo, aliviado de no estar en su situación.

Franco lo borda en su papel, es sencillamente brillante, sincero y empático, lo interpreta limpiamente y te transmite toda su angustia, pero lo más sorprendente es que en ningún momento echa mano de la desesperación o de las lágrimas para ello; de hecho, en toda la película se puede sentir el humor negro que emana el protagonista.

Ingeniosa, voraz y desgarradora, este filme demuestra que, a pesar de los dos años transcurridos, Danny Boyle no ha bajado el listón desde su anterior (y también genial) película "Slumdog Millionaire".