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España España · San Sebastián
Voto de RavenHeart:
4
Ciencia ficción. Intriga. Thriller. Fantástico 1976. Norma Lewis (Cameron Diaz), profesora de un colegio privado, está casada con Arthur (James Marsden), un ingeniero de la NASA, y tiene un hijo de nueve años. Un día, se presenta en su casa un hombre misterioso, con el rostro horriblemente desfigurado, que le propone a Norma una vida alternativa: la caja. La pareja, que sólo dispone de 24 horas para decidirse, se enfrenta a un espinoso dilema moral. La cuestión es que decidan lo que ... [+]
27 de enero de 2011
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para evitar malentendidos, he de comenzar esta crítica admitiendo que no aguanto a Richard Kelly. Sin considerarla un absoluto engañabobos, Donnie Darko siempre me ha parecido una película tremendamente sobrevalorada y su director un bluff en toda regla. Estas sospechas se confirmaron con el segundo largometraje de un cineasta al que, tras una opera prima convertida en película de culto para gafapastas, se le ha dado todo. Southland Tales ni siquiera llegó a ver la luz en nuestro país pero el nombre de los actores que encontramos detrás de su tercer intento tiene el suficiente tirón como para que esta vez las quejas sean con fundamento.

Virginia, 1976. Norma y Arthur Lewis son un matrimonio normal al que un extraño propone un negocio. Les hace entrega de una caja que contiene en su interior un único botón rojo. El trato es el siguiente: Si lo aprietan, alguien que no conocen morirá, recibiendo a cambio un millón de dólares. Pronto descubrirán que el dilema moral de la elección es solo la punta del iceberg. Los ecos a la ciencia-ficción y el marco temporal no son un capricho del guión, puesto que su origen es un relato corto del escritor Richard Matheson publicado en 1970 que, a su vez, tomaba prestadas ideas de otro texto de Isaac Asimov. De hecho, ya se había llevado a la televisión en un episodio de The Twilight Zone dirigido nada más y nada menos que por Peter Medak.

Tampoco los actores están muy finos. Aunque Cameron Diaz nos haya dado alguna que otra sorpresa en el terreno del drama, no es una actriz muy dotada para el llanto. Su papel de madre sufridora no es en absoluto creíble, como desapercibido pasa su compañero James Marsden. Frank Langella es el único que con su sola presencia, sin apenas esfuerzo, consigue inquietar al espectador, aunque la labor de los efectos especiales a la hora de deformarle el rostro le resta un poco de respeto. Por lo demás, una deplorable labor de casting.

The box se presume profunda en la superficie pero en su interior está completamente vacía. Efectivamente, hay una atmosfera, una buena labor técnica y unas caras famosas, pero al servicio de nada. En todo momento uno tiene la sensación de que la película se toma demasiado en serio a si misma. Si Kelly lo ha hecho a propósito o es un descuido, lo desconozco. Efectivamente, la tercera Ley de Clarke dice que toda tecnología lo suficientemente avanzada es indistinguible de la magia pero yo añado que toda magia puede convertirse fácilmente en fraude, como el de este drama moral con mensaje para preescolares escondido bajo los ecos a la serie B. Algo huele a podrido dentro de esta caja. Y no es la cara de Frank Langella.

Keichi
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
RavenHeart
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