Sin rodeos, Tár es básicamente Whiplash pero contando la historia desde la perspectiva del personaje de J.K. Simmons. Es decir, tenemos a un director de orquesta superestricto, un alumno prodigio, una acusación por empujar a un antiguo alumno al suicidio, un placaje digno del mejor jugador de rugby, una degradación profesional como castigo y para acabar el típico final que te quiere decir que la cosa va a ir bien, a pesar de todo.
Entiendo que estamos en una época en la que prácticamente todas las películas beben de otras anteriores, lo cual no es algo negativo si se hace de manera sutil, pero aquí es todo muy dejá vu, con lo que las alabanzas que se está llevando esta obra me parecen un poco exageradas.
Por cierto, es bastante larga, Whiplash iba al grano desde el principio y con diálogos de un par de frases te hacía ver la personalidad y motivaciones de cada personaje. Aquí te meten escenas de 10 minutos que se podían haber liquidado en menos de la mitad. Y aunque el universo sea infinito, nuestro tiempo es limitado, así que yo recomiendo Whiplash mil veces antes que esta.