En una época en la que abudan los biopics de figuras célebres, en los que lo más importante es que el actor que lo interprete sea idéntido al original, hacer un biopic libre, que tenga mucho de inventado y poco de real puede resultar arriesgado, y al mismo tiempo un soplo de aire fresco. Y es lo que sucede en esta película, y te lo dicen nada más empezar para que nadie se lleve a engaños.

"Retrato de una obsesión", vulgar título que le han puesto en España, (el original es "Fur: Un retrato imaginario de Diane Arbus") narra un período de la vida de la fotógrafa suicida Diane Arbus, concretamente el momento en el que empieza a hacer fotos muy diferentes a las que hacía su marido, fotógrafo profesional que se encargaba de vacíos anuncios publicitarios.
Las fotografías de Arbus se caracterizaban por retratar a los denominados 'freaks', como prostitutas, vagabundos, deformes... En la película se representa este momento en una relación que tiene Diane con un misterioso vecino que la inicia en este nuevo mundo tan seductor y terrorífico para ella. Terrorífico porque la separa de lo que se considera normal, y aunque le atraiga se siente reprimida al tener que comportarse de la manera adecuada, aunque ello no la haga feliz.

La película de Steven Shainberg (director de la polémica y estimulante "Secretary") se centra más en la historia de amor entre Arbus y su vecino que en el trabajo fotográfico de ella, por lo que quien quiera acercarse a la película para conocer su obra se va a llevar un gran chasco. La película es más una historia de amor con ecos de "Alicia en el país de las maravillas" y "La bella y la bestia". Hermosa, sí, pero no echa tantas chispas como podría parecer al principio.

La protagonista, Nicole Kidman, nos ha ofrecido interpretaciones mejores. Aquí está bastante bien, pero no deja de recordarnos a antiguos trabajos suyos. Robert Downey Jr tiene que apañárselas para hacerse notar entre tanta sesión de maquillaje, pero logra hacer un trabajo notable (aunque se pierde mucho en la versión doblada) .

Por lo tanto, es una película correcta, pero podría haber sido mejor. La idea de hacer una historia inventada era buena, pero no tanto la de centrarla en una relación de amor, dejando a un lado la capacidad artística de la fotógrafa.

Lo mejor: La escena de la playa.