Rupert Goold debuta en la dirección con esta adaptación de la novela de Finkel, en la que cuenta sus memorias sobre el caso de Christian Longo, asesino que utilizaba el nombre de Finkel y con el que formará una extraña amistad.

Todo el desarrollo del filme es lastimosamente plano, un thriller sin picos que encuentra su mayor virtud en los trabajos de Hill y Franco, saliendo con gran dignidad de sus dramáticos trabajos, fuera de su calificación en la comedia americana contemporánea.

Igual que sucede con el personaje de Felicity Jones, todo no parece estar aprovechado al máximo. Un filme que permitiría una mirada profunda al asesino, a la ética periodística o al ego se queda en meros asomos ante el tan plano desarrollo que la mirada impersonal de Goold y la adaptación contienen. Una historia que habría merecido una mirada más crítica y sólida.