Uno de los títulos más esperados del pasado año ante el fantástico reparto que contenía y los grandes nombres que se encontraban tras la dirección y el guión (Ridley Scott y Cormac McCarthy), nos dejó un ligero aire decepcionante y la sensación de que se podrían haber aprovechado más los elementos que forman la película.

Un guión de Cormac en el que trata de mostrar la mafia y corrupción actual en las tierras fronterizas entre Estados Unidos y México y de realizar una descafeinada crítica al sistema actual, creando un atractivo mercado de personajes carismáticos. Estos personajes son interpretados por un elenco de primera línea del que parece no sacarse todo el talento que contienen ya que algún papel llega a decepcionar (Penélope Cruz y Brad Pitt), otros cumplen con el cometido (Javier Bardem y Michael Fassbender) y una que nos deja su actuación más jugosa en años (Cameron Diaz) incluyendo la escena de sexo más extraña del año cinematográfico.

Por su parte, Ridley Scott mantiene un buen pulso y evita que el ritmo decaiga, apoyándose en la atmosférica fotografía de Dariusz Wolski, pero no se convierte en uno de sus mejores trabajos ni de lejos.

Un prometedor thriller que entretiene y nos brinda personajes creados por un genio como Cormac McCarthy pero da la sensación de que todo está a medio gas y que podría haberse aprovechado mucho más todos los elementos que conforman la cinta.