¿Ya no saben producir biopics?

Una vergüenza de biopic.

Da igual que hubiera sido el de Anita Franklin, Steve Wonder o el de David Bisbal, es como coger un libro de historia y llevadlo a la pantalla, manteniendo las líneas, textos e incluso los puntos, sin darle lo esencial que marcan los biopics, que es el acercamiento dramático al personaje y llevarlo un punto más allá, a la intimidad del personaje, con anécdotas desconocidas o interpretarlas de forma que lleguen al espectador, salpicándolas con canciones propias y todo ello creando ese vínculo a la vez de darle esa magnitud de inmortalidad eterna, pero aquí no se consigue nada de eso, nos presentan hechos uno tras otro, como el que trabaja en un fábrica de coches, van encajando la misma pieza una y otra vez, sin emoción y color.

Decepcionado, muy decepcionado, ya que todo estas pacotillas de guionistas de tres al cuarto, no investigan como se debe, sólo copy and paste de otros artículos vía internet, y no son capaces de acercarse a las personas de su vida.