Película de corte político, que nos quiere atrapar dentro del sueño de la esperanza, dónde los asesinos son gente con sentimientos que se arrepienten del daño, el acoso y la sangría que hicieron a las gentes de bien, que sólo deseaban tener una vida y ver crecer a sus nietos, y por otro lado la gran tolerancia y el saber perdonar de una sociedad que ve con buenos ojos esa humillación de palabra, para que una sociedad pueda avanzar. Más caramelizada y política imposible.

Hoy en día cuando un etarra sale de la cárcel se le prepara un desfile por su calle y se le da vítores y se lanzan fuegos artificiales además de darle bonos para los mejores bares y locales de alterne, y cuando se les pide que se pronuncien sobre el perdón, prefieren no hablar o pronunciarse, por lo tanto, la realidad es muy diferente, y por mucho que nos deseen vender a los asesinos como personas con corazón, no dejan de ser ASESINOS.