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España España · Shangri-la. Andalucía
Voto de Maggie Smee:
10
Drama En 1976, una joven de Cracovia que está realizando su diplomatura en cine, investiga la vida de un obrero, llamado Birkut, quien en los 50 fue, de manera fugaz, un héroe proletario. Su objetivo es investigar cómo se originó esa leyenda y que efectos provocó en él. (FILMAFFINITY)
21 de junio de 2021
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
No es la primera vez, aunque ilusamente espero que sea la última, que compruebo a través de comentarios y puntuaciones, que ciertas películas no es que estén infravaloradas, que lo están, sino que además son pocos votos los que tienen, haciéndome creer que para la humanidad han pasado al olvido, como si se tratasen de piezas de museos o reliquias arqueológicas no apropiadas para la actualidad. No creo que se trate de vivir el cine de diferente forma por espectadores que no las conozcan, sino simplemente es que no las conocen, independientemente del valor real que siguen teniendo y del esfuerzo que en su día tuvieron que tener para poder darlas a conocer, por ejemplo es el caso de “El hombre de mármol” y su “continuación” (porque no es una secuela al uso, tiene vida por sí sola) “El hombre de hierro”.

El caso de “El hombre de mármol” hay que remontarse a la XXXI edición del Festival de Cannes, que, dicho sea de paso, fue cuando se introdujo la sección “Un certain regard”, y se consigue sortear la prohibición de las autoridades polacas para poderse proyectar al fin. El presidente fue Alan J. Pakula y el jurado estuvo integrado, entre otros, por Claude Goretta, Andrei Konchalovsky o Liv Ullmann. Puede que porque llevara casi un par de años realizada o que ya venía con polémica a cuestas, no lo sé, pero el caso es que no le concedieron la Palma de Oro (cosa que sí hicieron con “El hombre de hierro” en 1981) y prefirieron que en 1978 “El árbol de los zuecos” de Olmi (otro clásico casi perdido) se lo llevara en solitario. Eso sí, por unanimidad, como hizo constar su jurado en el acta, se le otorgó el premio Fipresci, lo que le abrió al fin las puertas para su exhibición mundial, cosa que no fue inmediata, si no con el paso de los años. En España, a pesar de exhibirse solamente en versión subtitulada, llegó a estrenarse en muchas ciudades, aunque no resistiera mucho tiempo en cartelera.

Andrzej Wajda, autor de magníficas películas, con “El hombre de mármol” consigue una de sus obras maestras (como para mí también lo son “El director de orquesta” y “El hombre de hierro”). Porque como así “El hombre de hierro” significó que el gobierno polaco llegara a ilegalizar su productora por apoyar al sindicato Solidaridad y contar con su líder, Lech Walesa, en la participación de la película, dando a conocer mundialmente la problemática de sus astilleros, “El hombre de mármol”, utilizando todos los recursos cinematográficos posibles como un soberbio montaje, pone de manifiesto y narra como pocas, lo que es la censura y el silenciar hechos acaecidos para poder manipular al pueblo, no ya del polaco, sino de cualquier país.

Y es que “El hombre de mármol” es, aparte de un peliculón, no solo como bien dicen, un documento de un trozo de historia muy importante en Polonia, casi un cuarto de siglo, desde los años cincuenta a casi finales de los setenta, es lo que una obra maestra debe tener: una narración perfecta que trasciende y en ningún momento deja de mantener mi atención. No es que describa su país. A muchos niveles se trata de una película fundamental para el cinéfilo, e incluso para los defensores de los derechos humanos y de la libertad de ideas y de expresión, sin toque didáctico ni manipulador, con una precisión analítica y un sentido de la verdad admirables.

Wajda, ganador de un “Oscar” honorífico en el año 2000, era un hombre preparado para las artes, con dominio no solo del cine, sino que además se encargó de la dirección del Teatro Powszchny de Varsovia. Dentro del nutrido grupo de cineastas existentes en Polonia, Wajda siempre fue uno de los más relevantes e íntegros.

En “El hombre de mármol” su protagonista es una joven directora que está haciendo su trabajo de fin de carrera. Se llama Agnieszka, como la ayudante de dirección en algunos trabajos de Wajda, que fue su mentor, y luego ella pasaría a ser directora de cine, Agnieszka Holland. Su trabajo consiste en la indagación sobre un albañil polaco, Mateusz Birkut, un símbolo estajanovista de la ciudad de Nowa Huta y del que poco se sabe en el presente. Krystyna Janda, protagonista de varios films de Wajda, es la joven directora y la que encabeza un reparto muy bien elegido, muchos de sus actores procedentes del teatro no muy conocidos por nosotros, a excepción de Jerzy Radziwilowicz, que también trabajó con Wajda en varias ocasiones y con directores de la talla de Zanussi, Rivette, Godard o Kieslowski.

Como apuntábamos antes, el montaje y su fotografía son pilares fundamentales en el film. Muchos señalaban ciertos paralelismos en su uso a películas como “Ciudadano Kane” o su tono, casi documental como el caso de la excelente “Salvatore Giuliano”, con un guion milimetrado que condensa en casi tres horas todas las intenciones de su autor, sin dejarse nada en el tintero. Su dirección está llena de brío, es todo un ejemplo de perfección.

Poco más. Posiblemente no aporte nada nuevo a lo que ya puedan saber sobre este film y de lo mucho que bastantes estudiosos ya han escrito sobre ella, pero al menos quería señalar su importancia y recomendarla a quien, a estas alturas, desconociese su valía.
Maggie Smee
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