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España España · Barcelona
Voto de JulesVincent:
5
Comedia. Infantil Howard Langston es un atareado hombre de negocios que llega tarde a la clase de kárate de su hijo Jamie. Para que le perdone promete regalarle lo que pida por Navidad: Jamie le pide un muñeco Turboman. El problema es que el juguete es el más popular y está agotado en todas las jugueterías. Contando sólo con unas pocas horas antes de la Navidad, Howie inicia una cómica odisea por toda la ciudad a la caza y captura del preciado juguete. (FILMAFFINITY) [+]
16 de diciembre de 2023
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Con ustedes, una de las películas más tontas, simples y materialistas que se puedan meter para el cuerpo por Navidad, pero con el aliciente (único aliciente) de ver a Gobernator metido en uno de esos papeles cómicos que bajo mi punto de vista le cunden tanto como los de tío duro, exterminador y rompehuesos. Quizá sea de ese pequeño grupo de actores con pinta de armario cabreado a los que les sienta incluso mejor poner cara de imbécil y hacer y decir gilipolleces pensadas para niños que poner cara de mala ostia y no abrir la boca en toda la película más allá de un "sayonara, baby".

Insisto que como película es bastante floja, con guion tirando a malo y con los clásicos tópicos de película navideña donde la felicidad y la alegría y todas esas cosas se sirven con cierto empacho, pero tiene un pequeño "algo" que la convierte en pasable, y es que retrata muy bien lo cansina y agotadora que puede llegar a resultar la Navidad, donde las prisas, los nervios, el estrés y la agonía por el regalo de turno nos pueden hacer ir de cabeza y perder el culo hasta que Papá Noel y/o los Reyes Magos deciden hacer por fin acto de presencia en nuestras casas. Eso y ver cómo Arnold las pasa putas para hacerse con el muñequito de moda son los atractivos de la historia. Así que ahí veremos al forzudo, metiéndose en problemas con tal de intentar lavar su imagen de pasota y despreocupado para que su mujer y su hijo no le acaben mandando al guano. Situaciones inverosímiles, a veces algo rebuscadas, pero también algunas de ellas divertidas y con las que es difícil no soltar una sonrisita cómplice por simple solidaridad con el padre en cuestión. Y es que reconozco que yo también me hubiera liado en alguna ocasión a puñetazos con algún cartel publicitario y hubiese circulado por el arcén para saltarme los atascos navideños (también los estivales, otoñales y primaverales, para ser francos), aunque quizá no hubiese tenido las santas narices de soltarle un bastonazo a un Big Show bajado del ring para meterse a traficante disfrazado de Papá Noel.

Película pensada para que la vean los niños pequeños y se echen alguna risa viendo las estupideces mostradas. Seguramente por encima de los 10 años esto deje de tener gracia a no ser que Arnold te caiga simpático. Es una buena opción para tener de fondo en la televisión y que rellene esas conversaciones prescindibles entre cuñaos y primos lejanos durante las comidas y cenas navideñas mientras los más pequeños se dedican a zampar turrones y polvorones y desmontar el mobiliario de la casa y a alguien se le van hinchando poco a poco las pelotas para acabar metiéndoles un buen berrido.
JulesVincent
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