Sin embargo, en su segunda parte, el documental empieza a decaer. No es por el twist de la historia y por la pérdida del tono alegre y vital al que la vida les aboca convirtiéndola en un drama psicológico, sino por la conclusión a la que llega el documental tras descubrirnos que la comunidad judía que se ocupó de las adopciones, fue la causante, no solo de la separación de estos trillizos, sino de muchos otros gemelos en Estados Unidos, para someterlos a un estudio. Alguna gente olvida rápido la crueldad que han sufrido los suyos en ciertos momentos de la historia (de hecho, también con los gemelos).

No obstante, centrándome en las conclusiones, me decepciona que, tras una historia tan potente y el continuo hype sobre el estudio del origen de la conducta llevado a cabo por el doctor austríaco Peter B. Neubauer, tratando de resolver si la conducta y el comportamiento tienen su origen en la herencia o son aprendidos, que la conclusión del documental sea: "mitad de uno y mitad del otro", me resulta insulso. Me provocó un poco de sensación de coitus interruptus, de debate inerte. ¿No era mejor explicar únicamente la historia de los gemelos y dejar como misterio no resuelto las conclusiones del estudio?