“Yo soy todas ellas” es una historia de venganza inspirada en hechos reales. Un thriller que trata sobre la explotación y abuso infantil acontecido en 1994 en pleno apartheid sudafricano, y de cómo esto se ocultó a la población. La acción nos lleva a la actualidad, cuando siguen ocurriendo los mismos casos de pederastia y secuestro de menores.

Opino que se trata de un claro ejemplo de la fórmula Netflix de película efectista: superficial y sin profundidad (no se indaga demasiado en el hecho de que los gobiernos del apartheid ocultaran esos crímenes en los noventa, tampoco se aclara porque precisamente ahora Ntombi busca la venganza…). Y, por otra parte, otra de las características de la plataforma de streaming es la constante acción. Para nada hablamos de David Fincher, más bien del thriller justiciero de “Una mujer prometedora”, pero cumple el objetivo de entretener.