¡Finaliza el estado de alarma! Y no hay otra ocasión más apropiada que el final de la restricción al desplazamiento entre provincias para rememorar la primera misión para los agentes de la Academia de Policía del comandante Eric Lassard lejos de su distrito metropolitano. Y sí, ya lo sé. Lo que acabáis de leer es un inicio idéntico al de la crítica que redacté hace menos de 48 hrs para la octava parte de 'Viernes 13'. ¿Pero qué más da? Hoy es lunes, la introducción me sirve igual y no me apetece escribir otra nueva.
En lo tocante al 5° capítulo del spoof policial creado a pachas por Neal Israel, Pat Proft y el productor Paul Maslansky, al tercero de los tres le tocó capear con la primera de las progresivas deserciones de los miembros del reparto original. El testigo de tipo simpático y ligón pasaría de manos de Steve Guttenberg -al que no debió cuadrarle el agobiante ritmo de grabación de una secuela por año con el rodaje del remake estadounidense de 'Tres hombres y un biberón' (1985, Coline Serreau)- a las del tardío debutante Matt McCoy ('La mano que mece la cuna'), en una labor que asumiría otra vez en la sexta entrega.
La parte positiva de ésta y el resto de las ausencias es que el formidable George Gaynes -con la agenda despejada tras el fin de la telecomedia infantil 'Punky Brewster'-, pudo acrecentar el protagonismo del torpe e involuntariamente gafe Eric Lassard -que, en palabras del propio actor finlandés, bebía ostensiblemente, y salvando muy escrupulosamente la abismal distancia cinematográfica, del Señor Hulot creado por Jacques Tati-.
El ya por aquel entonces veterano Rene Auberjonois ('Star Trek: Espacio Profundo 9) trataría de divertirse como el histriónico secuestrador Tony, pintarrajeado con un bronceado artificial, mostacho y el mismo vestuario que un figurante de 'Corrupción en Miami'.
Alan Myerson ('Material americano', 'La primera lección') dirige el que fue su 3° (y último) largometraje estrenado en cines.