Puede que 'Kajillionaire: cómo sobrevivir en un mundo material ' (2020, Miranda July) tenga mucho menos que ver con la precariedad de medios -ventajas de que Brad Pitt sea tu productor- desde el dispar debut de su realizadora: las divergencias con 'Tú, yo y todos los demás' (2005) y, posteriormente, 'El futuro' (2011) estriba únicamente en la proliferación de rostros más conocidos. Pero el trazo estrafalario de los personajes, la representación de la rareza como virtud sigue estando presente, y digo virtud porque sería inexacto -e injusto- tildar de extravagancia la busqueda de la fraternidad, o de la afección familiar, no a través de ritos comunitarios arraigados -las demostraciones forzadas de cariño, las fiestas de cumpleaños, las celebraciones de eventos mundanos, el aprecio artificial que manifestamos por medio de apelativos ñoños, etc- sino demostrando un genuino sentido del compañerismo, la complicidad y camaradería en una desestructurada prole de rateros.
El apartado actoral -por primera vez, sin la propia July delante de la cámara- despeja anticipadamente cualquier tipo de duda reforzándose con la veteranía del (otra vez) formidable Richard Jenkins, al lado de una prodigada -cada vez más- Debra Winger, reespaldados por una extraordinaria -y oscarizable- Evan Rachel Wood a la que Gina Rodríguez ('Jane the Virgin') sirve como contrapunto frívolo, en un inicio, y progresivamente catalizador.
'Kajillionaire' (2020, Miranda July) -con o sin la prolongación de su título español- es una inesperada sorpresa para la depauperada cartelera de 2020.