Terror tecnológico estupidamente divetido. Una premisa tan tonta que se torna irresistible, y un tipo de película que uno piensa que va a dejar de interesar conforme el espectador gana en años pero que nunca es así. Terror adolescente de red social, terror adolescente de video viral. Countdown se presenta en forma de app, que además puedes descargar en la vida real para más inri y más creepypastismo barato, y se mezcla con demonios y tradición para ofrecer una película inesperadamente fresca.

Agradezco el esfuerzo por no parecer del todo un telefilm, y agradezco que no sea una película plagada de sustos sonoros y se centre más en su concepto. También me maravilla que, una película que se explica completamente en dos minutos, consiga mantener el ritmo durante su hora y media y no caiga en infinidad de clichés. Ni siquiera necesita de un festival de sangre, o de muertes especialmente creativas. Countdown funciona simplemente en su concepto, como pasaba con películas como Eliminado de 2014 o Nerve de 2016 en un género distinto. Películas no ya del siglo XXI, sino de más bien los 2010s. Películas que probablemente envejecerán tan rápido como avanza la tecnología, pero que en el momento se disfrutan como pocas.