Wer es una película muy interesante con una parte final más que notable. Es una pena que todo lo anterior se quede en muy aburrido.

Sí, muchas veces Wer parece sacada de alguna antología de terror en plan VHS, pero hay que reconocer que, en una época donde el metraje encontrado, el falso documental y la resurrección de viejas glorias que nunca nos dejaron como hombres lobo o vampiros está dándolo todo, se ve bastante fresca. Quizá la culpa de ello se encuentre en una película de un corte mucho más cercano a lo europeo que a lo americano. Wer es, a falta de que salga algo mejor, la "Déjame Entrar" licántropa, y su parte final es el artificio necesario para dotarla de la suficiente comercialidad como para prestarle una atención a una escala mucho mayor de lo que parecía al principio. La historia torna tan interesante que más de uno pedirá a gritos una secuela, aunque todos sabemos que la cosa no funcionaría demasiado bien.

Un punto de vista diferente para algo que hemos visto unas cuantas millones de veces y de muchas maneras. William Brent Bell firma una película fácil de ver que no llega a sorprender, pero que se aleja mucho de la indiferencia.