Digamos que tanto Coppola como Jordan no acaban de acertar en sus nuevas aventuras vampíricas.

Neil Jordan, uno de los directores que más me gustan, nos trae una película muy existencialista y profunda que quizá no casa con lo que esperaba. No, no esperaba que Lestat apareciera pegando bocados entre las sombras, pero no estaba tampoco preparado para un festival de existencialismo como supone Byzantium.

El haberme pillado en horas bajas hizo que Byzantium no fuera una película muy agradable. Cuando uno intenta cambiar el chip ya es demasiado tarde, y todo lo interesante prácticamente ha pasado. Quizá es el problema de evitar saber nada de una película y no ir preparado para llevarse una poco agradable sorpresa.

Byzantium tiene cosas buenas, eso está claro. Jordan ha demostrado ya muchas veces que es capaz de cosas maravillosas, así que eso lo esperamos de serie, pero precisamente por eso quizá le exijo mucho más.