Un horror injustificable. Tras la primera entrega, la segunda conseguía sobrevivir sobre todo entre todos aquellos madridistas que se metían epicidad en vena (y mucho Beckham). Aquí también hay Beckham, pero la película es tan mala que no hay por donde cogerla. Lo único que medio importa son los momentos de fútbol donde recreamos el mundial de 2006. Volver a ver los goles y acordarse de los partidos está bien, a pesar de que podríamos conseguir el mismo efecto dándonos una vuelta por YouTube. Pero en este aspecto tampoco se salva, porque las partes implantadas con los terribles actores quedan fatal. Parecen hechas de broma por aficionados que quieren parodiar el fútbol. Un horror.

Estas partes de fútbol duran poco, como un 10 % de la película, y representan unos tres partidos en los que Inglaterra se juega la vida. Todo lo demás es una historia absolutamente patética con nefastos actores y un componente dramático tan innecesario que ni siquiera puedes disfrutar de los pocos buenos momentos de fútbol que hay.

En definitiva, un cierre de saga nefasto. Por mucho que te guste el fútbol la decepción es palpable.