The Boy me gustó por diferente, por no caer en la típica historia de fantasmas o de muñecos diabólicos. William Brent Bell juega con tu mente un largo rato, y aunque Lauren Cohan no acaba de ayudar mucho a la hora de meterse en la historia lo cierto es que acaba dejando en ti cierto poso que recuerda a las mejores películas de terror-slasher de décadas pasadas.

Estamos ante una especie de mezcla de géneros que convierten a The Boy en una película inusual. Toda la mezcla acaba funcionando y estallando en un thriller más que en una película de terror propiamente dicha. Una película que gana mucho más cuando presionas el play sin saber nada de ella que yendo sobre aviso de su propuesta diferente. Esperando una película de terror convencional, eché de menos sustos y un poco más de desarrollo. No fue hasta su parte final que comprendí la verdadera naturaleza de la película, y fue entonces cuando me pareció que merecía la pena.

Si estás cansado de lo mismo, puede que The Boy sea lo que busques. Desde luego, tiene las bases para crear su propia saga, aunque eso normalmente acaba saliendo mal.