Lo que para algunos es una tomadura de pelo, para otros (como es este caso) es otro ejemplo de buen hacer de Steven Soderbergh. Parecía harto complicado repetir un éxito como el de Ocean's Eleven en cuanto a genialidad del guión, pero por lo menos está a la altura de su predecesora.
Si bien es cierto que Ocean's 12 pierde un poco la frescura de la anterior parte así como que gana en inverosimilidad con respecto a la misma, no deja de ser una digna sucesora que no empaña lo previamente visto, contando con puntos exageradamente buenos de un carácter más cómico, definiendo más las pinceladas de ese humor que se nos dejaba entrever en la anterior entrega.
El reparto, como siempre, apropiadísimo, con una "banda" rebosante de carisma y potencial interpretativo envidiables, sueño de cualquier director de cine en la mayoría de los casos. Entre tanto desfile de nombres, se mueve una subyaciente batalla egocéntrica que quizá hiciera que algunas interpretaciones se pisaran entre sí, pero el efecto final está bien conseguido, en una película coherente dentro de su inverosimilitud y orginalmente refrescante a pesar de ser una secuela que mantiene una estructura muy similar a la anterior: grandes diálogos, humor de la casa y final impredecible en su ejecución.