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Voto de labutaquitayelmar:
7
Drama Fred Ballinger (Michael Caine), un gran director de orquesta, pasa unas vacaciones en un hotel de los Alpes con su hija Lena y su amigo Mick, un director de cine al que le cuesta acabar su última película. Fred hace tiempo que ha renunciado a su carrera musical, pero hay alguien que quiere que vuelva a trabajar; desde Londres llega un emisario de la reina Isabel, que debe convencerlo para dirigir un concierto en el Palacio de ... [+]
26 de enero de 2016
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tal vez todos hemos pasado una tarde primaveral, tal vez de domingo, llena de galbana, de descanso, de tiempos lentos en los que, sentado en un banco no hemos tenido más intención que dejar pasar la tarde, con actitud observadora y el espíritu abierto a cualquier leve novedad que azarosamente nos pudiera encontrar. Tardes de juventud, tardes a veces aburridas donde el tiempo parece sobrar. Momentos que posiblemente, alguna vez, en un futuro anciano, podamos rememorar y volver a experimentar.

Es precisamente ahí donde Paolo Sorrentino nos traslada, a las postrimerías de la vida de dos octogenarios amigos, Fred Ballinger y Mick Boyle que triunfaron en la vida y que se pueden permitir pasar unas vacaciones en un balneario suizo elitista con la hija de uno de ellos. Estos dos amigos son interpretados por Michael Caine y Harvey Keitel, es decir, sobran las palabras sobre todo si están acompañados unos minutos por la mítica Jane Fonda.
Sorrentino, autor de películas como “Il Divo” (2008) o “La Gran belleza” (2013) se vale del día a día en este balneario para hablarnos del paso del tiempo, de la vejez y de cómo afrontar, con sentido del humor, clase y dignidad, un final que cada día está más cercano. Sin embargo, no es una película triste, al contrario, la película transmite vida y frescura y retrata la madurez como algo bello.
El director adereza la historia con toques de erotismo, de humor, de música encantadora, sonidos de la naturaleza y hermosa fotografía que van poco a poco cociendo un producto final muy agradable (quizás debió pulir alguna escena para agilizar algo la historia, como alguna escena con el “famoso” actor que encarna a un robot, por ejemplo).
Estamos ante una película “chill out”, en realidad yo diría no es una película sino una obra poética, que sí, tiene una trama, pero que tan solo es un pretexto para dejarnos pinceladas de arte, de música, de momentos estelares, divertidos (como el guiño a Maradona que un director nacido en Nápoles no ha podido evitar) y también nos ofrece minutos aburridos. Pero así es una tarde anodina en un banco anclado en cualquier lugar del mundo.
En esta ocasión nos sentamos en un banco entre las montañas nevadas de Suiza, ante un majestuoso balneario desde el que observamos curiosamente quién viene y quién va, sin más pretensión que pasar la tarde, con un aburrimiento agradable que te va cautivando poco a poco hasta hipnotizarnos a algunos o tal vez adormecer a otros.
Gracias por su tiempo para leerme y hasta la próxima.
labutaquitayelmar
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