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Voto de Cinemagavia:
7
Ciencia ficción. Acción La Tierra, año 2084. Doug Quaid, un hombre que lleva una vida aparentemente tranquila, vive atormentado por una pesadilla que todas las noches lo transporta a Marte. Decide entonces recurrir al laboratorio de Recall, una empresa de vacaciones virtuales que le ofrece la oportunidad de materializar su sueño gracias a un fuerte alucinógeno, pero la droga hace aflorar a su memoria una estancia verdadera en Marte cuando era el más temido ... [+]
5 de julio de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
*Viaje con nosotros

Desafío total no engaña a nadie. Es un blockbuster de tiros y mamporros con Schwarzenegger repartiendo leña. Pero hay más tela que cortar. El guion es inusitadamente inteligente, incluso cerebral, para el tipo de película que es. Contiene un interesante juego de espejos donde Schwarzenegger no sabrá exactamente quién es. También meditaciones sobre qué conforma quienes somos, nuestros recuerdos o nuestros actos, e incluso aspectos sobre la naturaleza de la realidad.

*Taquillazos insólitos

Además de las bondades de un guion más sorprendente de lo que pudiera parecer, a los mandos de Desafío Total está uno de los generadores de blockbusters más peculiares de los 80 y 90. Paul Verhoeven es especialista en mezclar la acción con la ciencia ficción. Pero a su modo, casi desde un punto de vista autoral. Para empezar, tiene un sentido de la violencia mucho más exacerbado de lo habitual en el cine comercial. A veces de forma cruel (recuerden la brutal muerte de Murphy en Robocop -1987-) y a veces de manera un poco bufa, irónica.

Verhoeven también suele gastar un humor a caballo entre lo burlesco y lo negrísimo. En muchas de sus películas aparecen, por ejemplo, momentos dedicados a la introducción en la trama de elementos televisivos como extractos de anuncios o informativos. El afán suele ser satírico. Y es que Verhoeven nunca da puntada sin hilo. Casi siempre dispara sus dardos sobre ciertos aspectos sociales, como el capitalismo desbocado y las maniobras de las grandes corporaciones. En Desafío total tenemos a la tiranía de Cohaagen (Ronny Cox) sobre Marte, o la irresponsabilidad de Memory Call.

Y en Desafío total se nota particularmente otra característica fundamental. La capacidad del director holandés para crear imágenes perdurables en nuestra memoria. Cronológicamente el rodaje de la película se sitúa al final de la era de los efectos analógicos y un poco antes de la aparición de los efectos digitales. Desafío total usa maquetas, animatronics y maquillaje a mansalva. Y aunque hoy acaso debiera parecer desfasada, conserva bastante bien su encanto. Para el recuerdo el aspecto de Marte, su barrio de lupanares o algunas criaturas como Kuato (Marshall Bell). Y por supuesto, una acción contundente hasta ser casi lacerante.

*Acribillo, luego existo

Desafío total, tiene dos mitades bien diferenciadas. Una primera desarrollada en La Tierra, donde se plantea el misterio de la identidad de Quaid, y una segunda situada en Marte donde perviven varios interrogantes pero el bueno de Schwarzenegger debe luchar contra la tiranía de Cohaagen y la persecución de su secuaz Richter (Michael Ironside). Allí descubre, por cierto, la que se supone que es su amante y miembro de la resistencia: Melina (Rachel Ticotin).

El guion tiene una ambigüedad divertidísima entre la acción frenética y las incógnitas no exentas de reflexión. Schwarzenegger debe dirimir si realmente es Quaid o Hauser (un traidor). Un agente secreto o un simple trabajador de la construcción ¿Nuestra identidad viene dada por nuestros recuerdos? ¿Somos lo que recordamos o lo que vamos haciendo en cada momento? Mientras Arnold medita estas cuestiones, se las pinta solo para tirotear, apalizar, y en general acabar con cuantos enemigos le van saliendo al paso.

Y ahí está uno de los triunfos de Desafío total. Armonizar diestramente la acción a toda pastilla, con cuestiones de ciencia ficción de cierto calado y dudas varias sobre la identidad y la realidad. Vivir en sueños o conformarse con la cotidiano. Estas dos vertientes no se estorban, se complementan. Y lo hacen a un ritmo que resulta gozoso para el espectador, que se ve incapaz de despegar siquiera los ojos de la pantalla. No estamos, por lo tanto, ante un cine macarra y epidérmico. Desafío total tiene algún compartimento para esconder elementos de inteligencia.

*Buenos y malos

Tampoco se puede decir que los personajes sean un dechado de profundidad, más bien son un soporte para entretener y de paso lanzar alguna idea. En principio hay malos muy malos, y buenos muy abnegados. El matiz lo pone Schwarzenegger, cuya crisis de identidad hace que no sepamos a ciencia cierta cierta si representa el bien (Quaid) o la traición (Hauser). Lo cual no quiere decir que su actuación sea particularmente compleja. De hecho, se limita a cumplir el mínimo exigible a cualquier héroe de acción y a añadir su peculiar carisma.

Todo un acierto de casting es la elección de Michael Ironside para el papel de Richter. Este actor canadiense tiene un aire de malvado absolutamente genuino. De hecho como actuación puede que la suya sea la más ajustada y apropiada. El resto de adversarios no lucen, Coohagen es más bien el villano intelectual, el que diseña las tropelías que otros ejecutan. Además Ronny Cox no sale demasiado, así que tampoco su actuación sirve de baremo para valorar de más o de menos Desafío total.

Sharon Stone es el otro personaje ambiguo y a la vez el elemento sensual de la película. Cumple sin destacar. Curiosamente, aunque llevaba unos cuantos títulos ya a sus espaldas (incluyendo una delirante versión de Sangre y arena, rodada en España), sería el propio Verhooeven quien la lanzaría a la fama total en 1992 con Instinto básico. Rachel Ticotin es un complemento aceptable para la actuación de Arnold, y al menos da unas pinceladas de mujer dura y decidida.

*Conclusión

Con Desafío total, Paul Verhoeven consiguió la pequeña gran proeza de unir la acción con inteligentes conceptos de la ciencia ficción. El resultado es un blockbuster que puede entrar sin problemas en la división de honor del género. Esencialmente es una película divertida, visceral y carismática. Sin ser nada particularmente profundo, tiene un guion más que aceptable y el goce un tanto perverso de un buen freak show. Mantiene su encanto con el devenir de los años.

Escrito por Mariano González
Cinemagavia
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