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Voto de Cinemagavia:
6
Ciencia ficción. Acción En las calles de Nueva Orleans, se empieza a correr la voz sobre una misteriosa nueva píldora que desbloquea superpoderes únicos para cada usuario. La trampa: no sabes cómo te afectará hasta que la tomes. Mientras que algunos desarrollan una piel a prueba de balas, invisibilidad y una fuerza sobrenatural, otros exhiben una reacción más mortal. Pero cuando la píldora eleva el crimen dentro de la ciudad a niveles peligrosos, un policía ... [+]
14 de agosto de 2020
3 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
*Potencial encapsulado

Proyecto power participa de varias tipologías argumentales sin establecerse totalmente en ninguna. Juega con los superpoderes, pero no es una película de superhéroes. También participa del cine de acción y del thriller de narcotráfico. Aun así, esa dispersión no afecta demasiado a la sensación de unidad, si bien le resta algo de personalidad. Pero vayamos por partes.

En la ciudad de Nueva Orleans se está empezando a distribuir clandestinamente una pastilla que confiere poderes al que la ingiere. Con dos matices. Los poderes duran solo cinco minutos y es imposible saber de antemano qué habilidades concretas harán acto de presencia. Puede ser una fuerza sobrehumana, rapidez fulgurante, o, literalmente, que tu piel exhale llamas. La fama de estos comprimidos empieza a hacer furor en los bajos fondos y el números de crímenes a manos de maleantes insólitos comienza a subir de forma alarmante.

En este contexto se sitúan tres personajes. Art (Jamie Foxx), un ex soldado que parece tener algo realmente personal contra el distribuidor de la droga; Frank (Josep Gordon-Levitt), un policía descontento con el resultado que esta extraña droga está trayendo a Nueva Orleans; por último Robin (Dominique Fishbank), una estudiante que flirtea con el trabajo de camello para paliar una situación de enorme pobreza.

*Dibujando los personajes

Proyecto power pasa un poco de puntillas por la composición de personajes, que aunque no están exentos de motivaciones tienen un dibujo un tanto esquemático. Eso sí, ninguno de los protagonistas son exactamente unos buenos canónicos. Todos cruzan la línea de la ley por algún lado. Frank no duda en combatir el fuego con fuego y consume estas extrañas pastillas para luchar contra el crimen, Art es un justiciero que va investigando y eliminando a la cúpula de distribuidores de la droga porque han secuestrado a su hija, y Robin, como hemos dicho, distribuye drogas para aumentar ganancias, si bien colabora con la policía a través de Frank.

Con el dibujo de los antagonistas hay un pequeño problema. No sabes exactamente en que punto concentrar la jefatura. Es decir, hasta muy avanzada la historia no conocemos al villano definitivo. En este aspecto, Proyecto power casi sigue la dinámica de un videojuego. Los protagonistas van encontrándose con varios enemigos de menor rango, hasta llegar a la cúspide de la pirámide en la última fase. Hay algunos esbirros más o menos imponentes, como Wallace (Tait Fletcher) o Newt (Colson Baker), pero finalmente todo parte de una villana, Gardner (Amy Landecker).

En cuanto a las motivaciones, el más destacado es Art. Lo que de algún modo lo convierte en el protagonista principal de Proyecto power. La empresa que ha sintetizado la droga, era un contratista privado que colaboró con el ejército. El propio Art fue objeto de experimentos diversos, a raíz de los cuales su hija nació con unas condiciones genéticas especiales. Esta siniestra empresa, por ello, secuestró a la hija de Art, y ahora el exsoldado busca rescatarla y vengarse. De esta manera es inevitable que el personaje de Jamie Foxx lleve cierta voz cantante.

*El espectáculo en Proyecto power

Uno de los atractivos de Proyecto power es poder disfrutar de unas fulgurantes escenas de acción. Y las hay de todos los colores. Persecuciones, explosiones, peleas, y algunas andanadas de superpoderes. El montaje es rapidísimo, hasta el punto de que la filmación es un poco caótica. A ratos sigue la costumbre de que no haya un pensamiento o un plano que no dure más de un segundo. Sin embargo Joost y Shulman parecen moverse cómodamente en este terreno y consiguen integrar bien la acción en la historia, sin llegar a aburrir.

Leyendo la sinopsis, otro de los alicientes son los pasajeros superpoderes que adquieren los consumidores de la droga. Aquí la imaginación podía permitirse volar muy alto. La idea se plasma de forma realmente espectacular a ratos, pero en general parece que se la podía haber sacado más jugo. Salvo un par de excepciones, los momentos más intensos vienen dados por acciones específicamente humanas. Sin dopajes superheróicos. Quizá probablemente, ya lo decíamos, por la dificultad de centrarse en un género concreto.

Sin embargo, no todo es un esfuerzo desaprovechado en Proyecto power. Los directores han sabido crear una pirotecnia algo confusa, pero que ejerce cierta atracción sobre el espectador. A veces, uno desea algún respiro entre tanto movimiento, pero en general la película se pasa fluida y se ve sin problemas. Hay algunos elementos en común con la anterior película de Joost y Shulman (Nerve, un juego sin reglas), como los ambientes nocturnos adornados de luces de neón, con lo que se transmite una razonable sordidez.

*Algunas ideas tras Proyecto power

No creo que precisamente Joost y Shulman estuvieran buscando alguna lectura especialmente profunda o alguna doblez moral interesante. De refilón se puede captar alguna. Empezando por algunas trazas conspiranoicas de organizaciones secretas haciendo experimentos entre gente con poco que perder. Por otra parte, en Proyecto power se menciona aquí y allá la idea de un encontrar un poder propio y utilizarlo en tu favor o incluso en contra del sistema.

Más allá de estas livianas ideas de autodesarrollo y combate al sistema (sea lo que sea eso), se podría haber aprovechado para explorar el ansia humana por el poder, de elevarse sobre los demás natural o artificialmente. También queda mencionada la capacidad de fusionar algunas facultades animales y humanas (quizá al modo de la Isla del Dr. Moreau, de H.G Wells), pero apenas se atisba nada. Todo acaba fiándose a la acción y el entretenimiento.

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Escrito por Mariano González
Cinemagavia
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