La Seducción, de Sofia Coppola, se estrenó el pasado 18 de agosto tras su paso por La Croissete en el Festival de Cannes, donde el jurado, presidido por el cineasta español Pedro Almodóvar, le otorgó el premio a mejor dirección. Estamos ante un remake de El Seductor, dirigida por Don Siegel en 1971 y protagonizada por Clint Eastwood, inspirada ya en la novela homónima de Thomas Cullinan, pero Sofia Coppola nos ofrece un film en clave femenina, donde el foco de atención recae en ellas.

Exquisita, sofisticada, perturbadora, elegante, maravillosa, bellamente rodada, de una plástica y estética deslumbrantes, con un sombrío tratamiento de la luz y unas potentísimas y soberbias interpretaciones con Nicole Kidman y Kirsten Dunst a la cabeza.

Es América, 1864, pero el espectador asiste a una especie de Casa de Bernarda Alba sureña donde de nuevo es el hombre el ser perturbador que altera la paz y la tranquilidad del interior de la casa, el que desencadena la tragedia.

Si bien es cierto que la primera parte se cocina a fuego lento, poco a poco va subiendo de tono el ambiente y la tensión termina por ocupar todas las estancias de la casa hasta que inevitablemente estalla el conflicto.

Albert Bellés i Chorva
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