*La madurez terrenal

El camino existencial marca su reflejo introspectivo en De nuevo otra vez, un film dirigido y escrito por Romina Paula. La película transporta al espectador a una crisis sentimental, que, realmente, no es el verdadero quid de la cuestión. Al contrario, es un elemento más del rompecabezas que supone la vida y esa madurez que parece tan lejana hasta que se vive. Por lo cual, hay un guion que invita al público a pensar con él y envuelve su historia en un ejercicio reflexivo sobre lo que forma la identidad. Además, el libreto cuenta con una sensibilidad despojada de artilugios y formulada desde la mayor naturalidad posible. Lo que hace que sea especial, es que podría ser la historia de cualquier persona. Por lo cual, activa ese efecto de cohesión con la audiencia, al poder experimentar un símil con la emoción que se dibuja en la película.

Sin embargo, la maestría con la que maneja la contradicción humana, se ve menguada por el uso irregular de algún efecto de choque. Mientras que al principio puede impresionar y ser un perfecto giro, luego no termina de eclosionar y se deja excesivamente en el aire. Por suerte, la disposición de las diversas líneas que separan el relato principal, hace que se vea que hay una intencionalidad de hacer al espectador el encargado de fabricar la motivación de detrás. Por otro lado, los personajes tienen una verdad dentro, que encienden lo sensitivo y la belleza de lo sencillo, de las historias de familia. Con este factor, añadido a la naturaleza de su protagonista, ofrece un largometraje fresco e interesante, aunque a veces pueda perderse en terrenos ciertamente no tan necesarios, pero sí ambiguos.

*Sencillez por bandera

El camino vital que recorre De nuevo otra vez pone en el punto de mira a Romina Paula, la cual obtiene el mayor peso de la cinta. La actriz utiliza un esquema más natural, en el que se aleja de dramatismos innecesarios y capta la confusión que envuelve a su personaje. Además, a través de un lenguaje expresivo comedido, da esa dosis de cercanía y humanidad. Sin embargo, su actuación sencilla brilla, pero se ve opacada por ciertos problemas de dicción en algunas partes de la cinta. Por lo cual, el uso de la voz no está controlado del todo y por esta razón, hace difícil cierta compresión que se apoya en el diálogo. No obstante, la frescura que transmite hace que provoque cierta familiaridad en el público y sea una buena elección como maestra de ceremonias.

Por otro lado, Mónica Rank regala al espectador una interpretación llena de ternura y sentimiento, sin forzarla en ningún momento. A ello se le une esa fuerza agradable que le rodea, utilizando un vehículo expresivo que consigue iluminar la escena. Es más, en ciertas ocasiones puede quitar protagonismo, de forma positiva, a Paula. Un acierto total. Luego, Ramón Cohen, dentro de su corta edad, sabe manejar la secuencia y está muy bien dirigido. Sin embargo, hay otros papeles que pueden afectar a la simbiosis que se crea, como es el ejemplo de Denise Groesman. La razón no es otra que un exceso de estilo independiente, encontrándose forzada en alguna que otra escena. Por lo tanto, sin querer, resta verosimilitud, aunque al mismo tiempo sea el descanso emocional. De esta forma, no hay un equilibrio total en el plantel actoral.

*La foto añorada

Desde el comienzo De nuevo otra vez lleva al espectador a una vorágine de nostalgia y de contemplación. En su primera secuencia, se revela una sucesión de fotografías, acompañadas por un texto muy rico en contenido. Por lo cual, la estructura técnica ha buscado ser fiel a esa esencia primigenia del relato, que es el propia recuerdo. Gracias a ello, no pone el foco en la acción y los momentos de mayor carga dramática, sino en lo que transmite toda esa vivencia. El montaje utiliza las fotografías, las voces en off y la separación visual para poder establecer diversos episodios en la misma línea general. De esta forma, mantiene un esquema organizado, pero sin ser contundente, sino de forma más liviana y artística. Por lo cual, sabe crear un referente visual de la melancolía.

Por otra parte, la dirección fotográfica cuenta con una resolución más indie, aunque sin arriesgarse en un despliegue más detallado visualmente. Aún así, está en consonancia con lo que quiere llevarse ante el público. Es más, ese efecto de falso documental activa los mecanismos empáticos del público, lo convence dentro de su rigurosidad de ficción. Sin embargo, la dirección artística no puede lucirse tanto como quisiera, aunque lleve ante la pantalla ese realismo de una historia de vida. Lo mismo ocurre con la banda sonora, la cual es brillante durante la mayor parte de la obra, pero ciertas piezas no terminan de empastar con la acción y el resto de efectos de sonido. Por lo cual, cae en cierta irregularidad artística. En conclusión, no hay una innovación cautivadora, pero sabe sacar provecho a su personalidad de pequeño formato.

*Conclusión

De nuevo otra vez es una película que invita a reflexionar, dejarse invadir por la nostalgia y poner en duda el significado de la madurez. Por una parte, tiene un guión con una sensibilidad destacable, que sabe plantear una problemática complicada de explicar, aunque toda esta potencia mengua con algún golpe de efecto narrativo. Luego, por otro lado, a nivel interpretativo presenta un trabajo notable, algo irregular, pero en el que triunfan las actuaciones de Mónica Rank y Romina Paula.

Después, el despliegue técnico ofrece una cinta con una estructura muy expresiva, armónica y artística, que confluyen en ese efecto de cine de bajo presupuesto. Sin embargo, sabe utilizarlo a su favor y lo lleva a un punto cercano. No obstante, la banda sonora flaquea en algún momento que no controla ni interactúa como debe ser con los demás elementos sonoros. Una pregunta personal que mueve los cimientos, cuestionados retóricamente, con el fin de buscar la introspección individual.

Escrito por Diego Da Costa