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Voto de Cinemagavia:
7
Drama. Romance Una joven universitaria finlandesa toma un tren hacia Moscú para ir al yacimiento arqueológico de Múrmansk. Allí tendrá que compartir su compartimento con un desconocido, un minero ruso. Esta convivencia y unos encuentros improbables unirán poco a poco a estos dos seres completamente opuestos. (FILMAFFINITY)
9 de abril de 2022
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
*Ritmo

Durante toda la película se mantiene un ritmo pausado, al son de un tren que al principio puede parecer muy lejos de su destino. Es hacia la mitad de la película, momento en que los personajes empiezan a desnudarse sentimentalmente, cuando nos situamos más cerca de la trama.

Esta historia y su tratamiento puede llegar a resultar plana en cierta manera, dependiendo del espectador y sus expectativas con Compartimento Nº 6. Pero si se olvida uno del destino y aprende junto a los personajes, Juho Kuosmanen acaba dando lo necesario para atraparte en su vagón. La comparación se haría con Antes del amanecer y la galardonada con el Oscar a mejor película extranjera de este año, Drive my car. Aunque cabe decir, que esta última, aunque más larga, alcanza el alma de los personajes con mayor precisión e intensidad respecto a la película finlandesa.

*Destripando estereotipos

Si para algo sirve un viaje es para adquirir una visión antes desconocida. En ese aspecto, Juho Kuosmanen presenta a un personaje, el compañero de compartimento, que en seguida (tanto por la protagonista como por el espectador) será prejuzgado. Puede que incluso mas allá del ecuador de la película, no modifiquemos del todo nuestra primera impresión de ese extraño ser que acompaña a la enamorada de los petroglifos. Y es natural, ¿Cuánto hace falta para atravesar la capa, a veces demasiado gruesa, en la que se escuda cada ser humano?

Pero ese momento llega, el personaje adquiere profundidad en tan solo un par de gestos, su dolor atraviesa la pantalla y la acción se dirige como un río desbocado hacia ese abrazo infinito. Las lágrimas recorren su camino de carne, el agua choca contra la ventanilla del vagón y las luces de la vía atraviesan el espacio para conseguir un ambiente cálido en el que los dos personajes se aceptan a sí mismos.

*El objetivo es el camino

Desde el título se augura una mayor importancia en el desarrollo del viaje. El destino, encarnado por esa ansia de visitar los petroglifos, no es más que una excusa para el desarrollo de la travesía. La luz del sol, reflejada por la nieve, impacta contra el cristal. La protagonista acerca sus ojos, se deja acariciar por el calor, buscando una belleza que recuerda a ese Zhivago, desesperado en busca de la verdadera poesía.

En un momento dado la cámara avanza junto al tren, dejando atrás una estación y sus luces. Es entonces cuando la niebla se espesa y el vagón, junto a sus ocupantes, desaparecen en un recorrido que los unirá hasta el final. La fotografía de Compartimento Nº 6 huele a esos carretes analógicos que retienen mas historia que la llegada a un sitio desconocido. No es difícil imaginar que nuestros protagonistas guarden un recuerdo sesgado de ese viaje porque, al final, los sentimientos dominan la memoria de cualquier experiencia.

*Conclusión

Si bien la primera parte de Compartimento Nº 6 adolece de un ritmo que parece no tener ganancia en el espectador, solo hay que tener paciencia. Al final la espera es recompensada, conseguimos atravesar la máscara de los protagonistas y llegar directos al corazón. Entender los sentimientos sin necesidad de palabras, eso, está al alcance de pocas películas. Y si se quieren usar palabras, puede que ningún insulto este más cerca del amor: Haista Vittu.

Escrito por Carlos Moreno Latorre
Cinemagavia
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