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Voto de davilochi:
9
Drama. Romance Karrer lleva una vida retirada en una población minera. Las tardes las pasa siempre en el bar Titanik, cuyo dueño le propone participar en una operación de contrabando, pero él prefiere cederle ese trabajo al marido de la cantante del bar. (FILMAFFINITY)
10 de abril de 2011
26 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
No hay que engañar a nadie, esta no es una película para todos los públicos, el que se introduzca en un film como éste ha de haber degustado con deleite la obra de otros genios de la cámara como Tarkovski, Lynch, Angelopoulos o Sokurov. Lo que vemos aquí es un ejercicio de sensibilidad del que sólo parecen capaces los europeos orientales - con esa excepción del siempre inclasificable Lynch -, pero esto no ocurre sólo en el cine, sino también en la literatura. El caldo de cultivo cultural para que obras como ésta sean alumbradas en el gran y variado espacio europeo centro-oriental es más que adecuado y, sin lugar a dudas, es maravilloso poder contar con esa mirada diferente que siempre nos prestan desde allí. En cualquier caso obras como éstas nos muestran que no por casualidad la vocación de Tarr en un principio fue la filosofía, camino abortado por el régimen comunista húngaro allá por los 70 dadas las controvertidas ideas del director que entraban claramente en conflicto con el régimen. En cualquier caso el húngaro se ha resarcido a fondo en el cine.

La pasión de Tarr por Nietzsche no sólo se pone de manifiesto en el hecho de que su última película verse sobre el caballo al que el filósofo alemán abrazó en plena vía pública, en Turín, episodio que acabó con éste en un sanatorio, sino que se pone de manifiesto en "La condena", donde el director húngaro nos ofrece un repaso de algunos de los aspectos de su filosofía, como trataré de mostrar.

En líneas generales la película versa sobre los límites de la libertad humana, mostrándonos al individuo atado por mediación de múltiples lazos a la realidad circundante impidiéndole liberarse de las contradicciones del entorno en que se desenvuelve. Esto empieza a ponerse de manifiesto en el hermoso diálogo del ecuador de la película entre Karrer y la mujer que es objeto de deseo para él. Además, al explicar su relación con una de las mujeres de su vida ("Odiaba que fuera tan ordenada y precisa. Me turbaba la confianza ciega con la que se aferraba a mí") pone de manifiesto uno de los grandes problemas que han dominado el siglo XX y que han dado lugar a la tragedia del hombre contemporáneo: el relativismo que parece estar acabando con la vida propiamente dicha, porque el relativista siente celos por naturaleza hacia todo aquel que es capaz de creer en algo de forma irrevocable, actitud condenada a no entender ni a ser entendida. De la creencia en algo surge el orden, pero ¿puede surgir la vida y la alegría del relativismo?

Sin embargo la contradicción reside en el hecho de que el relativista ansíe con todas sus fuerzas aferrarse a algo, lo cual se pone de manifiesto en la obsesión de Karrer por la mujer a la que ama, en su necesidad por entregarse a ella en cuerpo y alma: "Haría las cosas más despreciables por hacer que me escogieras", le dice.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
davilochi
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