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Voto de Migue Muñoz:
9
Drama Ernesto hace un viaje a la provincia argentina de San Luis, a un remoto pueblo en un valle puntano, para recordar su infancia y las circunstancias que han determinado su vida: sus padres se habían exiliado voluntariamente de Buenos Aires para vivir en una comunidad campesina. La llegada de un geólogo español, contratado por el cacique local para buscar petróleo, representa una amenaza para la forma de vida de los campesinos. (FILMAFFINITY) [+]
15 de junio de 2011
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
No sé qué me mueve a escribir una crítica al fin, podría haberla hecho de películas que me gustaron, en cierto modo, más. Sin embargo decido comenzar este camino ahora, arropado también por el placer que es encontrarse con el cine de Aristarain.

En "Martín (Hache)", por ejemplo, vemos un cine más pasional, pretende quizás llegar más profundo en cuanto a maneras de vivir la vida, siempre en clave de diálogos, a golpe de guión, aunque sobre unas interpretaciones brutales. "Un lugar en el mundo" es, sin embargo, una historia más contenida y concreta, pero a la vez de mayor universalidad.

Es curioso, porque no me atraen especialmente los dramas rurales, las luchas de trabajadores y poderosos... el caciquismo... ya conocemos a los eternos perdedores, tampoco es que se descubra la pólvora aquí. Pienso que esta película, sin duda, va más allá. En casos como este, cuando las historias salen del corazón, uno solo puede rendirse ante la sinceridad del relato. El fluir de imágenes y las emociones que llevan de la mano con una naturalidad apabullante, quizás ahí reside su mayor triunfo. No hay alardes técnicos, no son precisos, hay actores excelentes y una historia con vida propia: familia, amistades, amores, valores, lucha...

Efectivamente las interpretaciones son magníficas. Del maestro Luppi no podríamos esperar menos, o del enorme, desde mi punto de vista, José Sacristán. Cecilia Roth está muy bien, pero en "Martín (Hache)" me gustó más, quizás por ese lado seductor que tiene y que en esa otra película sí muestra. Sin embargo, no esperaba encontrarme con interpretaciones como la del chaval, que raya a gran altura a una edad muy temprana, muy contenido.

La fotografía es bonita, no me parece que llegue mucho más lejos, pero está bien, y al igual que la música acompañan perfectamente el relato.

Me fascina que, con la aparente sencillez de la trama, contenga tal cantidad de matices. Debajo de la historia o historias principales que se relatan, hay varias más que nunca se llegan a desarrollar. Se sabe porque se intuyen, el director va soltando migas, dejando cabos sueltos, miradas... De algunas incluso uno se puede hacer una idea del desarrollo.

En definitiva, y atendiendo a un orden mayor, de lo poco que conozco del cine argentino, me parece de una categoría envidiable. Contando con actores como Luppi o Darín, que no tienen ningún Óscar, ni lo necesitan, les basta con un talento infinito. Además disfruto mucho al verlas en versión original, riqueza que pierdo con el cine estadounidense, quizás por culpa propia al no verlo subtitulado.

Señores, el mundo lo inventaron para los valientes, y yo, al menos, espero no quedarme atrás. No estoy seguro siquiera de haber comenzado a buscarlo, pero creo que, como Ernesto, aún tengo tiempo para encontrar mi lugar.
Migue Muñoz
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