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España España · Las Palmas
Voto de Echedey Rueda:
6
Terror. Thriller Una bailarina de discoteca, Lucía, roba un alijo de pastillas y comienza a ser perseguida por mafiosos, refugiándose en un bloque de apartamentos con su hermana Rocío y su sobrina Alba. Una vez allí las tres descubren que unas fuerzas sobrenaturales malévolas poseen el edificio. El horror invade los pasillos de cemento de un complejo residencial maldito en las afueras de Madrid.
9 de diciembre de 2022
5 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Venus de Jaume Balagueró fue la película inaugural de Sitges 2022 siendo recibida entre el público y la crítica con división de opiniones. La propuesta que nos ocupa es una combinación de muchas cosas e influencias genéricas que no debe tomarse completamente en serio, ya que se convierte en un disfrute palomitero orientado hacia el cine de los años 70, pero utilizando mimbres estéticos mucho más actuales.

En ese sentido, hay que dejarse arrastrar por una trama repleta de recovecos absurdos que comienza como un trepidante thriller criminal al ritmo techno del 'Overdrive' de The Killer Dolls para desarrollar algunos lugares comunes que incluyen atracos, drogas y matones persiguiendo a una protagonista que se nos presenta como una anti-heroína, una persona egoísta y desagradable que sufrirá a lo largo de la película una transformación redentora aparejada a lo sobrenatural.

El argumento nos presenta a Lucía (Ester Expósito), una atractiva joven que trabaja como bailarina en una discoteca y decide robar a los propietarios una maleta llena de pastillas que una vez vendidas en el mercado negro pueden hacerle rica.

Lucía, al ser herida durante su huida tendrá que buscar refugio en el apartamento de su hermana Rocío (Ángela Cremonte) que vive con su hija Alba (Inés Fernández) en el distrito Villaverde de Madrid. Lo que no sabe es que el edificio está maldito.

De esa manera Venus va mudando la piel del thriller criminal a un terror sobrenatural emparentado con el subgénero de casas encantadas que va mucho más allá de la simple presencia fantasmal que provoca ruidos nocturnos y es que, en el «Edificio Venus» todo cabe y, entre los pocos vecinos que lo habitan, nos encontraremos con algunas amables señoras que te invitan a fiestas de cumpleaños y podrían aparecer tanto en un capítulo de 'La que se avecina' como adoptar la apariencia nigromántica de las brujas de Suspiria (Dario Argento, 1977).

Esa asombrosa dualidad costumbrista-terrorífica con espacio en pleno clímax dramático para canciones populares de Mari Trini, Mina o la copla 'Ay pena, penita, pena' interpretada por María Rodés, es un característica que está siendo muy bien utilizada por el terror hispano reciente y que también han manejado con soltura otros directores como Álex de la Iglesia o Paco Plaza. 

Así pues, Venus es una reconfortante coctelera de atmósferas visuales, ambientes sonoros y subgéneros del terror, en constante ebullición y mutando sin solución de continuidad, mediante una cámara voyeur que siempre está pendiente del prominente escote de su protagonista, la actriz e influencer Ester Expósito, absolutamente entregada a su personaje. Se trata de una sexualización de las curvas de esta 'scream queen' con ganas de marcha, algo habitual en el terror que podría entenderse como políticamente incorrecto, pero que aquí cobra todo el sentido del mundo si entendemos que la actriz encarna el grado más alto de esa mirada cosificadora tanto haciendo de gogó en lo alto de una plataforma como en su vida real a través de las redes sociales o los eventos a los que acude.

Eso permite a Jaume Balagueró el deconstruir a una reina de la belleza para desprenderla de toda su superficialidad e individualismo. Es un empoderamiento beneficioso de alcance cósmico que la redime de sus pecados a través del dolor corporal, renaciendo luego como una ensangrentada diosa con grapas incluidas que algunos podrían emparentar sin equivocarse a la visceralidad a la novia de [•REC]³: Génesis, pero alcanzando aquí un nivel místico-religioso (esa escena final…) que, sin embargo, humaniza de forma paradójica al personaje y que, rizando el rizo, tiene una lectura de metacine donde queda escenificada la victoria del fantástico sobre el realismo en la propia película.

Venus no es una película perfecta, ni falta que le hace. Es cierto que en el tramo central hay bajones de ritmo y puede llegar a desconcertar el uso de estereotipos o los constantes saltos de género, pero es un filme que gana en la memoria, logrando remontar durante ese cachondo tramo final que está tan repleto de violencia de viñeta salpicando a la pantalla. Una gozada para los amantes del género menos puristas y más disfrutones.

Puntuación: 5'5 sobre 10.
Echedey Rueda
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