Media votos
6,9
Votos
90
Críticas
15
Listas
0
Recomendaciones
- Sus votaciones a categorías
- Mis críticas favoritas
- Contacto
-
Compartir su perfil
Voto de Thrall:
6
7,0
66.915
Ciencia ficción. Drama
Durante una misión tripulada a Marte, el astronauta Mark Watney es dado por muerto tras una terrible tormenta y abandonado por la tripulación, que pone rumbo de vuelta a la Tierra. Pero Watney ha sobrevivido y se encuentra atrapado y solo en el hostil planeta rojo. Con suministros escasos, deberá recurrir a su ingenio y a su instinto de supervivencia para encontrar la manera de comunicar a la Tierra que sigue vivo. (FILMAFFINITY)
27 de octubre de 2015
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Voy a centrar mi crítica en el supuesto hiperrealismo con el que el aparato de marketing de esta película nos ha venido machacando desde hace meses. Nos decía la campaña publicitaria (de las más agresivas que haya visto, por cierto) que nada de lo que aparecía en "Marte" era tecnología del futuro, que todo lo que había (hábitats, vehículos, máquinas, recursos, equipo, etc) era contemporáneo y preexistente, o mejor dicho, que podía fabricarse con las tecnologías actuales. El hacer énfasis en este aspecto concreto tenía toda la intención del mundo de reforzar la idea de que íbamos a ver un cuasi-reportaje en cuanto a que iba a ser una película especialmente realista, creíble y fiel a las leyes de la física, recuperando en cierta manera el espíritu que impulsó Kubrick en el planteamiento de "2001" y que Cuarón resucitó al rodar "Gravity".
Los errores (evidentemente deliberados y en pro del taquillazo) los dejo para el spoiler pero una cosa está más que clara: sé de excursionistas experimentados que las han pasado canutas perdiéndose por el Pirineo y no me gusta nada comprobar como un tío que es abandonado nada menos que en un planeta yermo, irrespirable, bañado en radiaciones cósmicas y a millones de kilómetros de la Tierra se lo pasa bomba sobreviviendo, poniéndose música disco y solventando con extrema facilidad todos los abrumadores retos científico-técnicos a los que se enfrenta para no palmarla. No se atisba pizca de emoción, de sufrimiento, ni un ápice de locura o de desesperación. Sobrevivir en Marte jamás había sido tan divertido y casi que dan ganas de estrellarse con un cohete en Venus por aquello de subir el listón.
Esperaba una película inspiradora, que hiciera aflorar al explorador que llevamos dentro, que resucitara el interés por nuestro planeta vecino a varias generaciones e incluso, porqué no, que diera un cierto impulso a la comunidad científica, a los gobiernos con agencias espaciales y a la opinión pública global para que la conquista de Marte llegue a ser una realidad tangible en un futuro no demasiado lejano.
Al final todo ha quedado en un mero blockbuster, en un olvidable subproducto a la altura de "Misión a Marte", "Los Últimos Días en Marte", "Planeta Rojo" y demás morralla marciana. Nada de lo que esperaba se ha cumplido. No es una obra maestra ni mucho menos y no va a haber un antes y un después tras la última del tío Scott.
Los errores (evidentemente deliberados y en pro del taquillazo) los dejo para el spoiler pero una cosa está más que clara: sé de excursionistas experimentados que las han pasado canutas perdiéndose por el Pirineo y no me gusta nada comprobar como un tío que es abandonado nada menos que en un planeta yermo, irrespirable, bañado en radiaciones cósmicas y a millones de kilómetros de la Tierra se lo pasa bomba sobreviviendo, poniéndose música disco y solventando con extrema facilidad todos los abrumadores retos científico-técnicos a los que se enfrenta para no palmarla. No se atisba pizca de emoción, de sufrimiento, ni un ápice de locura o de desesperación. Sobrevivir en Marte jamás había sido tan divertido y casi que dan ganas de estrellarse con un cohete en Venus por aquello de subir el listón.
Esperaba una película inspiradora, que hiciera aflorar al explorador que llevamos dentro, que resucitara el interés por nuestro planeta vecino a varias generaciones e incluso, porqué no, que diera un cierto impulso a la comunidad científica, a los gobiernos con agencias espaciales y a la opinión pública global para que la conquista de Marte llegue a ser una realidad tangible en un futuro no demasiado lejano.
Al final todo ha quedado en un mero blockbuster, en un olvidable subproducto a la altura de "Misión a Marte", "Los Últimos Días en Marte", "Planeta Rojo" y demás morralla marciana. Nada de lo que esperaba se ha cumplido. No es una obra maestra ni mucho menos y no va a haber un antes y un después tras la última del tío Scott.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Se nos vendía hiperrealismo y hemos comprado lo de siempre, concesiones blockbusterianas que hasta una peli tan ida de la olla como "Interstellar" ha respetado. Si veo "Misión a Marte" o "Planeta Rojo", que son bodrios (especialmente la segunda), esperaré toda clase de licencias y no me importará lo más mínimo. Pero no en "Marte", Ridley, por el amor de Dios. Veamos lo más absolutamente básico:
- En el espacio, por enésima vez, no se transmite el sonido. Ridley Scott se lo pasa por el forro.
- En el planeta Marte, la atmósfera no sólo tiene una composición química distinta a la terrestre (casi toda es dióxido de carbono) sinó que además es 100 veces menos densa. El sonido tiene que ser imperceptible y lo poco que se perciba debe sonar muy distinto (recordemos qué le ocurre a la voz de alguien que respira helio). Ridley Scott se lo pasa por la bolsa escrotal otra vez y los sonidos los muestra iguales a los de la Tierra.
- Una tormenta de arena en Marte, por muy bestia que sea y mucho polvo que levante, se percibiría como una ligera brisa y sería incapaz de arrancar una antena, hacer volar astronautas por los aires o destrozar equipos. De nuevo, la misma razón: la atmósfera es 100 veces más liviana. Dicho de otro modo: casi no hay atmósfera.
- El sol al ponerse en Marte ni se vuelve naranja ni se hace más grande ni se achata. Mismo motivo: la delgadez de la atmósfera marciana. El sol es casi idéntico tanto en el zénit como en el horizonte. Blanco y circular. Hay fotos de esto hechas por el robot "Curiosity", así que no me jodas Ridley.
- La gravedad marciana es un tercio la terrestre. O sea que los objetos, los astronautas, los equipos, las rocas, etc, pesan tres veces menos. Eso tampoco queda reflejado siquiera en la forma de moverse de Watney y las cosas se caen igual de rápido que en la Tierra.
De verdad que no comprendo como el hecho de respetar todos estos factores puede estar reñido con la aceptación popular de este producto. Bien se hizo en "Gravity", ¿no? Bien lo hizo Kubrick en el 68 con "2001", ¿verdad? ¿Acaso no se ha hecho en "Interstellar"? Y en los tres casos con resultados increíbles. ¿Porqué ese empeño en desvirtuar y rebajar de nivel una película llamada a haber estado en el podio junto con las más grandes del género? En todo momento la sensación de estar en otro planeta tan y tan distinto es nula y se nos viene a decir "eh, que esto es Afganistán (por decir algo) pasado por un filtro naranja, no os flipéis". Tiene mil veces más credibilidad la mini serie de la BBC "Space Odyssey" hecha con cuatro duros. Una lástima. Una ocasión perdida más.
- En el espacio, por enésima vez, no se transmite el sonido. Ridley Scott se lo pasa por el forro.
- En el planeta Marte, la atmósfera no sólo tiene una composición química distinta a la terrestre (casi toda es dióxido de carbono) sinó que además es 100 veces menos densa. El sonido tiene que ser imperceptible y lo poco que se perciba debe sonar muy distinto (recordemos qué le ocurre a la voz de alguien que respira helio). Ridley Scott se lo pasa por la bolsa escrotal otra vez y los sonidos los muestra iguales a los de la Tierra.
- Una tormenta de arena en Marte, por muy bestia que sea y mucho polvo que levante, se percibiría como una ligera brisa y sería incapaz de arrancar una antena, hacer volar astronautas por los aires o destrozar equipos. De nuevo, la misma razón: la atmósfera es 100 veces más liviana. Dicho de otro modo: casi no hay atmósfera.
- El sol al ponerse en Marte ni se vuelve naranja ni se hace más grande ni se achata. Mismo motivo: la delgadez de la atmósfera marciana. El sol es casi idéntico tanto en el zénit como en el horizonte. Blanco y circular. Hay fotos de esto hechas por el robot "Curiosity", así que no me jodas Ridley.
- La gravedad marciana es un tercio la terrestre. O sea que los objetos, los astronautas, los equipos, las rocas, etc, pesan tres veces menos. Eso tampoco queda reflejado siquiera en la forma de moverse de Watney y las cosas se caen igual de rápido que en la Tierra.
De verdad que no comprendo como el hecho de respetar todos estos factores puede estar reñido con la aceptación popular de este producto. Bien se hizo en "Gravity", ¿no? Bien lo hizo Kubrick en el 68 con "2001", ¿verdad? ¿Acaso no se ha hecho en "Interstellar"? Y en los tres casos con resultados increíbles. ¿Porqué ese empeño en desvirtuar y rebajar de nivel una película llamada a haber estado en el podio junto con las más grandes del género? En todo momento la sensación de estar en otro planeta tan y tan distinto es nula y se nos viene a decir "eh, que esto es Afganistán (por decir algo) pasado por un filtro naranja, no os flipéis". Tiene mil veces más credibilidad la mini serie de la BBC "Space Odyssey" hecha con cuatro duros. Una lástima. Una ocasión perdida más.