Reconozco que es una de las pocas veces que me pongo delante de un ordenador a escribir una crítica sin ser objetivo, es que no puedo serlo. Esta película me tiene enamorado, y supongo que los cinéfilos de corazón, a los que de verdad amamos el cine, les pasará lo mismo que a mí.
Me parece una de las grandes obras maestras del séptimo arte, una razón de ser para los que de verdad vemos el cine desde otra perspectiva, no simplemente como una máquina de hacer dinero, remakes hasta la saciedad como hay hoy en día (parece que no hay guionistas en este negocio ya), ni películas de superhéroes que ya empiezan a cansar.
Es una oda al amor, al amor por el cine sin duda, pero también al amor por una forma de vida que da importancia a las pequeñas cosas que nos rodean, en los pueblos remotos donde esa vida transcurre de diferente manera que en las grandes ciudades. Desde siempre el cine italiano y el francés también un poco nos ha enseñado en la mayoría de su cine estos aspectos, a veces desgarradores, de la vida diaria, sin tapujos, la cruda realidad.
Esa retrospectiva vista desde los ojos del director ya adulto, volviendo la vista atrás cuando era un niño a lo largo de la película me parece sencillamente sublime; la vida desde los ojos de Totto nos traslada a otra época, una época donde las cosas eran diferentes.
Por supuesto todo esto que estoy contando no tendría ningún sentido sin la música de Ennio Morricone. Estoy buscando las palabras para definir la banda sonora de esta película y todos los adjetivos se me quedan cortos. Simplemente voy a decir una obra maestra, la música conmueve de tal manera al espectador que es imposible no arrancarte las lágrimas en muchas escenas.
Al final, toda la película se resume en una escena final que me parece sencillamente maravillosa, además cuando no te los esperas, la música vuelve a hacer su efecto y terminas con una sensación de haber visto la mejor película de tu vida. Reconozco que la he visto un montón de veces y en todas ellas he llorado con esa escena final hasta no parar.
Simplemente sentarse y disfrutar del amor al cine.