Comedia inspirada en el guión de "El Millonario", de Ronald Neame (que, a su vez, adaptaba la novela de Mark Twain "El principe y el mendigo"), “Entre pillos anda el juego” es una divertida sátira sobre la codicia humana. Fue una de las mejores comedias de los años ochenta, buen ejemplo del cine que por entonces hacía John Landis (“Granujas a todo ritmo”, “Un hombre lobo americano en Londres”, “Cuando empieza la noche”, “Oscar”…) que sitúa la acción en los ambientes bursátiles de Wall Street donde dos veteranos potentados (interpretados por Don Ameche y Ralph Bellamy en un homenaje a la comedia clásica) mantienen diferentes posturas sobre el origen innato o condicionado de la naturaleza humana. Uno defiende que la persona es cuestión de genética, el otro defiende que es cuestión de educación. Así que para corroborar sus teorías deciden hacer una apuesta que cambiará los destinos de dos sujetos socialmente antagónicos.

Con esta premisa Landis no sólo consiguió una película de la que sacó todo el partido a los entonces jóvenes actores surgidos del programa televisivo "Saturday Night Live" Eddie Murphy y Dan Aykroyd (pocas veces han estado tan bien) sino una comedia negra de afiladísimo guión (nominado en los Premios BAFTA), y estupendo reparto (Jamie Lee Curtis y Denholm Elliott ganaron los Premios BAFTA a la mejor actriz y mejor actor secundarios), en la que se reaccionaba contra el discurso liberal/conservador por el que se pretende hacer a los pobres responsables de su propia pobreza, fraguando una trama que refleja, con perturbadora actualidad, el poder de las corporaciones en el control financiero, de la información, y en el origen de crisis y estafas que en el fondo están muy bien calculadas.