El pasado 13 de octubre se estrenó en Netflix "Mindhunter", la nueva serie de David Fincher, un thriller sobre la creación de la Unidad de Ciencias del Comportamiento del FBI. La trama de la serie está basada en el libro Mind Hunter: Inside the FBI's Serial Crime Unit, escrito por Mark Oshhaker y John E. Douglas.

No es esta la primera colaboración del director con Netflix. Recordemos que fue productor ejecutivo de House of Cards y dirigió dos capítulos de la misma.

Solamente el hecho de que Fincher sea productor ejecutivo (junto a Charlize Theron) y dirija cuatro de los diez capítulos la convierte en una propuesta bastante atractiva. Ya nos ha demostrado el director su fantástico dominio del thriller policiaco en películas como Seven o Zodiac.

La trama se desarrolla en la década de los setenta, cuando un joven agente especial del FBI, Holden Ford (Jonathan Groff), intenta desafiar la metodología utilizada hasta ese momento. Por este motivo, comienza a acompañar a un agente veterano, Bill Tench (Holt McCallany), en una suerte de gira por distintas comisarias diferentes estados del pais para enseñar cómo llevar a cabo una investigación criminal.

Poco a poco, son cada vez más conscientes, de la importancia de adentrarse en la mente de estos criminales, de identificar su oscuridad. Así, la Unidad de Ciencias del Comportamiento se centrará en entrevistar a distintos asesinos "secuenciales" que cumplen condena en distintas prisiones del país, para intentar comprender qué motivó a estos individuos a actuar cómo actuaron. Con estos psicoanálisis tratan de elaborar distintos perfiles criminales, ya no sólo para solucionar un caso, sino parar prevenirlos.

Éste nuevo método, se desarrolla también gracias a la colabroración y asesoramiendo de una psicóloga y socióloga, Wendy Carr (Anna Torv).

Todas las entrevistas de esta temporada son memorables, pero debemos destacar la de Ed Kemper (Cameron Britton), una mente totalmente perturbada. Al crearse cierto grado de "confianza" con los agentes y al comunicarse de una manera tan templada y honesta conocemos a uno de los asesinos en serie más aterradores de la historia.

La excepcionalidad de la serie es que se centra más en la reforma institucional que en el sensacionalismo de los crímenes. Se cocina a fuego lento, no busca el impacto inmediato ni la pomposidad alrededor de la sangre. Nos habla más de transformación de los protagonistas a medida que quieren cambiar el método. No hay prisa, saben que es un trabajo meticuloso y a largo plazo. Y así exactamente lo ha expuesto Fincher.

Esta primera temporada es una toma de contacto. Nos pone sobre la pista, nos indica el camino. Nos hace experimentar el mismo recorrido que el de los personajes. Y eso nos gusta mucho.

Hay que destacar la buena ambientación. Nos contextualiza perfectamente en la época setentera americana, nos enseña sus coches, sus ropas, su música y su manera de pensar. Nos hace disfrutar de las distintas ubicaciones por las que viajan los protagonistas. Muy buen trabajo para decoración y atrezzo.

Una fascinante dirección, un guión consistente y diálogos sumamente inteligentes hacen de esta serie buen cine.