Reconozco que me gusta más la música de cine que el mismo cine. Será un rareza, lo sé. Y como consecuencia de esta rareza son capaz de ver cualquier película que lleve, por ejemplo, la firma de Jerry Goldsmith.
Pues bien, esta película la vería no solo por su portentosa banda sonora (no hay palabras para describirla), sino por su conjunto.
Bebe directamente de Hoosiers (es el mismo equipo el qué hace la película). La película es modesta, como la historia que cuenta y sus protagonistas reales. Pero es todo tan sincero, tan genuino.
Además, ver al bueno de Sean Astin y Ned Beatty no tiene precio. Anspaugh repite dupla con Angelo Pizzo y repiten con Goldsmith (la experiencia previa, en Hoosiers, fue excepcional). Todo fluye y todo conduce a un final lleno de emoción.

Cierto, una película pequeña pero tremendamente sincera y emocional. Y qué banda sonora la de Jerry Goldsmith.

Como curiosidad, la edición discográfica de la partitura (¿para cuando una remasterización y edición expandida?) contiene en el libreto una historia sobre como lloró y se emocionó el protagonista real de la historia, Rudy, al oir la grabación de la pieza final de la banda sonora. Pura magia.