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Palestina Palestina · Puente de Vallecas
Voto de Baco:
5
Intriga. Romance. Thriller. Drama Virgil Oldman (Geoffrey Rush), un hombre solitario y excéntrico, es un experto en arte y un agente de subastas muy apreciado. Su vida transcurre al margen de cualquier sentimiento o emoción hasta que conoce a una hermosa y misteriosa joven (Sylvia Hoeks) que le encarga tasar y vender las obras de arte heredadas de sus padres. Esta joven, que sufre una extraña enfermedad psicológica que la mantiene aislada del mundo, transformará para ... [+]
10 de julio de 2013
18 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay directores que viven de sus éxitos pasados, y directores que prefieren mirar hacia delante y buscar repetirlo. Lejos queda ya el Óscar conseguido por la maravillosa 'Cinema Paradiso' que le dio a Giuseppe Tornatore el reconocimiento internacional. Algo que no impidió que el director italiano haya parado de hacer películas desde entonces, tocando una gran variedad de temas y estilos que le han consagrado como uno de los directores de cine italianos más importantes. Películas que, sin embargo, no le han devuelto el éxito conseguido. Con su nueva cinta, Tornatore regresa a la élite de los premios pero se vuelve a quedar a las puertas (en esta ocasión bastante lejos) de la élite de la calidad cinematográfica…

Un millonario experto en tasar y vender obras de arte y antigüedades recibe el encargo de una misteriosa joven de vender las obras heredadas de su padre. Poco a poco, se irá forjando algo entre ambos, con un gran misterio siempre en el fondo. Así se presenta una película que, sin embargo, no se acaba por decidir entre el drama, la intriga, e incluso la comedia repentina y fugaz que ni rodando en inglés el director consigue alejar. Este desorden de géneros acaba provocando que lo que a priori se presenta como una historia puramente Hitchockiana acabe resultando sosa, plana y sin ningún tipo de aliciente que permita al espectador penetrar en ella.

Tornatore elige centrar el desarrollo de su película en la pareja protagonista olvidándose de toda la intriga que en un principio la cinta puede transmitir. Así pues, durante 2 largas horas el espectador asiste a un espectáculo formal de lo más elegante, con un aspecto técnico impecable que, por desgracia, deja de lado a un fondo difícil de rellenar, que ni siquiera en su resolución (donde, todo hay que decirlo, ni siquiera confía en la capacidad deductiva del espectador) es capaz de sorprender. El problema principal reside en unos personajes con los que resulta imposible empatizar, ya sea por lo poco “humanos” que resultan, o por lo poco cotidiano de sus conflictos. Este alejamiento crea una barrera entre el espectador y la cinta que condena el visionado impidiendo provocar ningún tipo de reacción emocional, siendo la principal causa de la indiferencia que provoca.

Ni siquiera las superficiales y pretenciosas moralinas que se extraen de la cinta consiguen quedarse en la cabeza tras su visionado en una película tan larga como olvidable que acaba por contagiarse de las “virtudes” de su personaje protagonista: correcta y elegante en la forma, pero vacía, seca y desconocida en su interior Y es que la mejor oferta no es siempre la más atractiva…
Baco
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