Aquí el refrán de "lo que bien comienza bien termina", no aplica. Mucho menos el de "lo que mal comienza, mal termina", porque este filme, visto sin relación con sus predecesores, es realmente pobre. Si se ve en relación es aún peor. ¿Qué fue lo que se perdió? En primer lugar, la saga perdió la verdadera facultad de engancharnos con una trama que nos hiciera ver algo distinto de los visto en las primeras dos entregas, y así cae en una película de acción del montón en la que todo resulta muy previsible. Incluso, cuando se logra pensar que tal vez no ha sido tan previsible porque el acercamiento al "verdadero criminal" es tangencial, uno se lleva la sorpresa de que todo termina como se intuyó. Lo que extrañaba es que esa intuición terminaba siendo forzada y que uno no acababa de convencerse de que la película también se la jugara como se perfila al principio. Y, así, a lo largo de todo el filme, la trama se especializa en forzarse, en hacernos creer sin mostrarnos que podía hacerse verosímil cualquier otra peripecia narrativa.
No hay que ahondar en más detalles, estoy seguro de que al comenzar a verla ya puedes imaginar lo que va a pasar luego y cómo la historia se va plagando de vicios.