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España España · hell city
Voto de voodooshoock:
8
Comedia. Drama. Aventuras Obra maestra de Chaplin, en la que interpreta a un solitario buscador de oro que llega a Alaska, a principios de siglo, en busca de fortuna. Una fuerte tormenta de nieve le llevará a refugiarse en la cabaña de un bandido. En 1942 fue reestrenada en versión sonora. (FILMAFFINITY)
27 de julio de 2013
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La reputación de Charles Chaplin entre la crítica comenzó a declinar hacia los años cincuenta como consecuencia de los decepcionantes resultados de sus últimos proyectos, "Un rey en Nueva York" (1957) y "La condesa de Hong Kong" (1967), y de la reivindicación tardía de la figura de Buster Keaton, autor de una obra que parecía más interesante desde el punto de vista cinematográfico (véase "El maquinista de La General") y cuya sobria personalidad escénica resultaba más atractiva para el público contemporáneo que el acendrado sentimentalismo de Chaplin. Sin embargo, no sería justo hacer de menos los logros de Chaplin que, al fin y al cabo, fue el creador del primer personaje que supo encarnar la fuerza comunicativa global del cine. "La quimera del oro" no es sólo una película gozosa, sino que constituye uno de los puntos álgidos de su arte, antes de que la llegada de la revolución del sonoro, los problemas matrimoniales y las polémicas políticas contribuyeran a que su posterior producción resultara más polémica.

Siguiendo un esquema característico de su autor, la película contrapone la bondad innata de un ser marginado, el pequeño vagabundo, a la desaforada falta de escrúpulos de los demás buscadores de oro, inmersos todos ellos en una feroz lucha por la supervivencia en medio de las desoladas y gélidas tierras de Alaska. Aunque el delirio que provoca el hambre en su compañero puede llegar a convertir al vagabundo en un pollo humano, sometido a una persecución por toda la cabaña, el personaje de Chaplin no pierde en ningún momento ni su espíritu benévolo ni su envidiable ingenio. Estos rasgos se aprecian, por ejemplo, en la famosa escena en la que se zampa sus botas (sorbiendo hasta mondar las tachuelas como si fueran huesos y convirtiendo los cordones en suculentos espaguetis) para quitarse de la cabeza la idea de canibalismo; una escena donde consigue crear, partiendo de los objetos más comunes, uno de los momentos cómicos más imperecederos del cine de todos los tiempos. La película, enormemente popular desde el momento de su estreno, fue una de las producciones mudas más taquilleras. En 1942 fue objeto de una reedición a la que se había añadido una banda sonora musical y una narración, un tanto desmañada, realizada por el propio Chaplin.

FUENTE: http://voodooshoock.blogspot.com
voodooshoock
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