Que comienzo dios santo, que comienzo de cristiandad hasta el hartazgo. Sobrepuesta del mismo, mas o menos he podido seguir con el subidón de azúcar que ocasiona la visión de este clásico. Me temo que esta es otra de esas míticas americanadas antiguas que no me dicen casi nada. La película se salva por unas interpretaciones divinas y alguna que otra chispa de genialidad en los diálogos; porque tanto su argumento infantil y simple a más no poder, como su cursi moral de sacristía me aburren a ratos y me desesperan otros. Yo para ver el comportamiento humano prefiero a Kurosawa por ejemplo.
La recomiendo solo para los que soporten bien el drama pastel y el catecismo. Me quedo con la dedicatoria del ángel, a la que añadiría la importancia de la familia además de los amigos. Es un 5.