Media votos
5,8
Votos
1.003
Críticas
86
Listas
23
Recomendaciones
- Sus votaciones a categorías
- Contacto
-
Compartir su perfil
Voto de Manospondylus:
7
6,9
83.861
Fantástico. Aventuras. Drama
Cuando Harry Potter y sus amigos vuelven a Hogwarts para cursar su tercer año de estudios, se ven involucrados en un misterio: de la prisión para magos de Azkaban se ha fugado Sirius Black, un peligroso mago que fue cómplice de Lord Voldemort y que intentará vengarse de Harry Potter. El joven aprendiz de mago contribuyó en gran medida a la condena de Sirius, por lo que hay razones para temer por su vida. (FILMAFFINITY)
20 de noviembre de 2016
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Considerada por muchos (en especial por la crítica profesional) como la mejor película de Harry Potter, lo que es discutible pues otras entregas bien pueden disputarle esa posición (La Cámara Secreta es la más fiel a su correspondiente novela, El Cáliz de Fuego la que mejor condensa uno de los libros largos en una sola película y las dos partes de las Reliquias de la Muerte cuentan con numerosos puntos positivos), sí es cierto que es mucho más madura y oscura que sus predecesoras, y ocupa una posición intermedia entre el estilo más de cuento de las primeras y el drama y la gravedad de las últimas entregas de la saga.
En cuanto a la historia, el guión adapta la tercera novela de Harry Potter en la que el joven mago deberá hacer frente a una nueva amenaza: el prófugo Sirius Black, recientemente huido de la prisión mágica de Azkaban. Por lo demás, la película (y libro) repite una estructura muy similar a la de las entregas previas: Harry pasa el verano con sus tíos y, tras escapar precipitadamente y pasar por el Callejón Diagon (en la película sólo vemos el Caldero Chorreante), regresa a la escuela de Hogwarts donde van ocurriendo sucesos cada vez más tenebrosos hasta llegar al sorprendente desenlace (Rowling siempre deja alguna sorpresa para el final).
Pese a la relativa brevedad de la novela (en comparación con las siguientes), el guión deja fuera varios aspectos fundamentales a la hora de entender ese mundo y que serán claves en posteriores entregas. Me refiero especialmente a la relación entre el padre de Harry y sus amigos, al asunto de los animagos y licántropos, y la identidad de los creadores del Mapa del Merodeador (que aparece por primera vez en esta tercera parte): Lunático, Colagusano, Canuto y Cornamenta (en esta película nunca se aclara quienes son, ni se revela el porqué de la forma de cierto Patronus). En cambio, el tramo final de la cinta, que podría haber sido muy lioso si se hubiera adaptado mal, está casi perfecto (pese a un pequeño sinsentido en la idea en sí, que viene del libro).
Por lo demás, tenemos una película correcta. Cuarón marca distancias con Columbus (director de las 2 primeras que ejerce aquí de productor) y aporta un poco de su estilo, aunque sus metáforas sobre el consumo de drogas y la masturbación durante la adolescencia sobran completamente. Las escenas tienden a estar mucho más abarrotadas y cargadas de detalles y sucesos que ocurren en segundo plano (muchos son simples bromas), y se incluyen pequeños guiños incluso a otros libros de Harry Potter. Es también patente ese oscurecimiento (algo constante en esta saga fílmica) que anticipa la amenaza que se avecina, y que también resta algo del encanto infantil que tenían La Piedra Filosofal y La Cámara Secreta (algo que termina por desaparecer en las películas posteriores). Por otro lado, tras el desenlace, Cuarón opta por un cierre algo repentino y mucho menos "bonito" que el de las dos primeras partes (y que el de las posteriores). Es también la primera película de Harry Potter que muestra unos títulos de crédito diferentes, en este caso, imitando el Mapa del Merodeador (detalle de agradecer que se imitaría de distintas maneras en las tres entregas siguientes, aunque sólo al inicio de los mismos).
Daniel Radcliffe, como Harry Potter, va mejorando (muy poco a poco), pero siempre se ve superado por Emma Watson y Rupert Grint (Hermione y Ron, respectivamente) que se van asentando como los mejores de entre los jóvenes intérpretes de la saga (junto a Tom Felton, Malfoy, quien clava su papel desde la 6ª parte). Sin embargo, lo más interesante es ver cómo van creciendo película a película (como actores y físicamente) a lo largo de casi una década (y eso que Columbus creía imposible el mantener el reparto durante toda la saga), lo que en sí ya aporta mucho a sus personajes y los hace más reales (me refiero a que verlos pasar literalmente de la niñez a la adultez en 8 películas hace más creíble toda la historia). Se incorporan al reparto David Thewlis, como un gran Lupin, y Gary Oldman como el fugitivo Sirius Black. He de decir que en su día no me terminaba de convencer el Sirius de Oldman (quizá porque lo imaginaba más demacrado), pero después de ver su trabajo a lo largo de toda la saga, no puedo imaginar otro Sirius mejor. También se incorpora Michael Gambon como Dumbledore en sustitución del fallecido Richard Harris. Por respeto a su predecesor, Gambon interpreta una versión diferente de Dumbledore, menos señorial y con cierto aire hippie que, sin embargo, funciona igual de bien. Y, como siempre, buen trabajo por parte de los veteranos como Maggie Smith y Alan Rickman, aunque sus papeles sean relativamente breves.
En cuanto a los efectos visuales hay un poco de todo. El CGI mejora respecto a las primeras partes, pero su abuso (innecesario, además) en algunos momentos lo vuelve molesto y resta verosimilitud a alguna escena. El hipogrifo Buckbeack está muy logrado y resulta convincente (combinación de animatrónico y del mejor CGI de la cinta), pero, por otra parte, otras criaturas (cierto perro digital y el animatrónico de la rata Scabbers) son mucho menos reales. También hacen su debut los aterradores y enigmáticos dementores que, si bien el CGI también es mejorable, cuentan con un diseño genial, en mi opinión mucho mejor que el que emplea David Yates en las últimas entregas de la saga. La presentación, en el expreso a Hogwarts, de estas siniestras criaturas es inmejorable y el que se muestre de forma literal la sensación de frío que causan en la gente (helando todo a su alrededor) me parece acertado.
El castillo Hogwarts (miniatura) está perfectamente integrado en el paisaje escocés, dejando unas imágenes realmente bellas (hay un puñado de tomas aéreas muy interesantes repartidas por toda la película). Mucha gente ha notado que hay importantes variaciones en el castillo y el entorno que lo rodea.
(Continúa en el spoiler, sin spoilers, por falta de espacio)
En cuanto a la historia, el guión adapta la tercera novela de Harry Potter en la que el joven mago deberá hacer frente a una nueva amenaza: el prófugo Sirius Black, recientemente huido de la prisión mágica de Azkaban. Por lo demás, la película (y libro) repite una estructura muy similar a la de las entregas previas: Harry pasa el verano con sus tíos y, tras escapar precipitadamente y pasar por el Callejón Diagon (en la película sólo vemos el Caldero Chorreante), regresa a la escuela de Hogwarts donde van ocurriendo sucesos cada vez más tenebrosos hasta llegar al sorprendente desenlace (Rowling siempre deja alguna sorpresa para el final).
Pese a la relativa brevedad de la novela (en comparación con las siguientes), el guión deja fuera varios aspectos fundamentales a la hora de entender ese mundo y que serán claves en posteriores entregas. Me refiero especialmente a la relación entre el padre de Harry y sus amigos, al asunto de los animagos y licántropos, y la identidad de los creadores del Mapa del Merodeador (que aparece por primera vez en esta tercera parte): Lunático, Colagusano, Canuto y Cornamenta (en esta película nunca se aclara quienes son, ni se revela el porqué de la forma de cierto Patronus). En cambio, el tramo final de la cinta, que podría haber sido muy lioso si se hubiera adaptado mal, está casi perfecto (pese a un pequeño sinsentido en la idea en sí, que viene del libro).
Por lo demás, tenemos una película correcta. Cuarón marca distancias con Columbus (director de las 2 primeras que ejerce aquí de productor) y aporta un poco de su estilo, aunque sus metáforas sobre el consumo de drogas y la masturbación durante la adolescencia sobran completamente. Las escenas tienden a estar mucho más abarrotadas y cargadas de detalles y sucesos que ocurren en segundo plano (muchos son simples bromas), y se incluyen pequeños guiños incluso a otros libros de Harry Potter. Es también patente ese oscurecimiento (algo constante en esta saga fílmica) que anticipa la amenaza que se avecina, y que también resta algo del encanto infantil que tenían La Piedra Filosofal y La Cámara Secreta (algo que termina por desaparecer en las películas posteriores). Por otro lado, tras el desenlace, Cuarón opta por un cierre algo repentino y mucho menos "bonito" que el de las dos primeras partes (y que el de las posteriores). Es también la primera película de Harry Potter que muestra unos títulos de crédito diferentes, en este caso, imitando el Mapa del Merodeador (detalle de agradecer que se imitaría de distintas maneras en las tres entregas siguientes, aunque sólo al inicio de los mismos).
Daniel Radcliffe, como Harry Potter, va mejorando (muy poco a poco), pero siempre se ve superado por Emma Watson y Rupert Grint (Hermione y Ron, respectivamente) que se van asentando como los mejores de entre los jóvenes intérpretes de la saga (junto a Tom Felton, Malfoy, quien clava su papel desde la 6ª parte). Sin embargo, lo más interesante es ver cómo van creciendo película a película (como actores y físicamente) a lo largo de casi una década (y eso que Columbus creía imposible el mantener el reparto durante toda la saga), lo que en sí ya aporta mucho a sus personajes y los hace más reales (me refiero a que verlos pasar literalmente de la niñez a la adultez en 8 películas hace más creíble toda la historia). Se incorporan al reparto David Thewlis, como un gran Lupin, y Gary Oldman como el fugitivo Sirius Black. He de decir que en su día no me terminaba de convencer el Sirius de Oldman (quizá porque lo imaginaba más demacrado), pero después de ver su trabajo a lo largo de toda la saga, no puedo imaginar otro Sirius mejor. También se incorpora Michael Gambon como Dumbledore en sustitución del fallecido Richard Harris. Por respeto a su predecesor, Gambon interpreta una versión diferente de Dumbledore, menos señorial y con cierto aire hippie que, sin embargo, funciona igual de bien. Y, como siempre, buen trabajo por parte de los veteranos como Maggie Smith y Alan Rickman, aunque sus papeles sean relativamente breves.
En cuanto a los efectos visuales hay un poco de todo. El CGI mejora respecto a las primeras partes, pero su abuso (innecesario, además) en algunos momentos lo vuelve molesto y resta verosimilitud a alguna escena. El hipogrifo Buckbeack está muy logrado y resulta convincente (combinación de animatrónico y del mejor CGI de la cinta), pero, por otra parte, otras criaturas (cierto perro digital y el animatrónico de la rata Scabbers) son mucho menos reales. También hacen su debut los aterradores y enigmáticos dementores que, si bien el CGI también es mejorable, cuentan con un diseño genial, en mi opinión mucho mejor que el que emplea David Yates en las últimas entregas de la saga. La presentación, en el expreso a Hogwarts, de estas siniestras criaturas es inmejorable y el que se muestre de forma literal la sensación de frío que causan en la gente (helando todo a su alrededor) me parece acertado.
El castillo Hogwarts (miniatura) está perfectamente integrado en el paisaje escocés, dejando unas imágenes realmente bellas (hay un puñado de tomas aéreas muy interesantes repartidas por toda la película). Mucha gente ha notado que hay importantes variaciones en el castillo y el entorno que lo rodea.
(Continúa en el spoiler, sin spoilers, por falta de espacio)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Hogwarts aparece aquí enmarcado entre montañas, moviendo la ubicación de la cabaña de Hagrid (un cambio especialmente llamativo y, por ello, molesto). También es evidente el brusco cambio en el Sauce Boxeador, un árbol que sólo aparece en las entregas 2 y 3, y que se muestra aquí en medio del monte cuando en la otra película estaba en un patio del castillo; y, además, exhibe un diseño ligeramente diferente. Asimismo, se añade un edificio con un gran reloj, dada la importancia que tiene el tiempo en la trama, y se modifica el aspecto de algunos chapiteles y se agrega alguna torre. Curiosamente, el profesor Snape habla en cierto momento de las torres de astronomía y la lechucería (fase extraída del libro), cuando estas torres se añadirán al castillo en películas posteriores. El aspecto general del castillo es más amenazante, en especial de noche.
Estos cambios dejan un Hogwats más espectacular y con un diseño más apropiado (menos infantil y menos acogedor), pero también rompen la continuidad respecto a las anteriores entregas (si bien es cierto que en cada película de Harry Potter hay variaciones en el castillo, pocas veces son tantas y tan escandalosas) y causan varios errores dentro de la película, al mostrar un par de veces planos en los que se puede ver un Hogwarts más próximo al de La Cámara Secreta (sin algunas de las modificaciones). Aún así, estos fallos son poco perceptibles.
Si algo destaca especialmente en esta película es su estupenda banda sonora. El legendario John Williams repite como compositor, dejando un partitura completamente nueva excepto por un par de temas: el del Quidditch y el de Hedwig (icónico leitmotiv que no falta en ninguna de las entregas de Harry Potter e identifica musicalmente a la saga entera). Williams incorpora una especie de villancico, "Double Trouble", cuya melodía se convierte en un leitmotiv recurrente a lo largo de la película, aportando cierta atmósfera medieval a algunas escenas. Entre las mejores composiciones se encuentran el espectacular "Buckbeak's Flight" y el melancólico "A Window to the Past", que se cuentan entre los mejores temas hechos para la saga. Por desgracia, esta es también la última participación de Williams en Harry Potter y sólo Nicholas Hooper en la 6ª entrega, El Misterio del Príncipe, consigue alcanzar ese nivel de excelencia.
En conclusión, El Prisionero de Azkaban es una de las mejores películas de la saga Harry Potter, aunque no necesariamente la mejor. Algo más ágil que las dos primeras entregas dirigidas por Columbus, aunque con algunos cambios de ritmo un tanto abruptos (y extraños). Es también menos infantil, intentando parecer más seria, y visualmente más oscura que éstas. Hay algunos detalles importantes de la trama que se quedan fuera, pero tampoco es la peor adaptada conteniendo casi todo el libro (a su favor juega el hecho de que es uno de las novelas cortas de Harry Potter). Debutan personajes tan importantes como Sirius y Lupin (bien encarnados), y muestra la mejor versión de los dementores. Cuenta con algunas escenas realmente bellas, especialmente aquellas que emplean sólo las espectaculares vistas de Hogwarts y los paisajes acompañadas de la música de Williams. Hay un rediseño de vestuario y escenarios, rompiendo estéticamente con las anteriores partes, lo que resulta tanto apropiado (por el tono de la película) como molesto (por la continuidad).
Aspectos positivos: Oldman como Sirius y Thewlis como Lupin. Michael Gambon consigue que no añoremos excesivamente a Richard Harris. Visualmente supera a sus predecesoras. Buckbeak y los dementores. La sensacional música de John Williams.
Aspectos negativos: Abuso del CGI. Cambios muy evidentes en el entorno, vestuario y otros elementos estéticos. Ciertos aspectos en la adaptación de la trama son insatisfactorios y algunos puntos importantes quedan fuera de la cinta. Hay un (no tan) pequeño fallo que se arrastra ya desde los libros.
Puntuación: 7
Estos cambios dejan un Hogwats más espectacular y con un diseño más apropiado (menos infantil y menos acogedor), pero también rompen la continuidad respecto a las anteriores entregas (si bien es cierto que en cada película de Harry Potter hay variaciones en el castillo, pocas veces son tantas y tan escandalosas) y causan varios errores dentro de la película, al mostrar un par de veces planos en los que se puede ver un Hogwarts más próximo al de La Cámara Secreta (sin algunas de las modificaciones). Aún así, estos fallos son poco perceptibles.
Si algo destaca especialmente en esta película es su estupenda banda sonora. El legendario John Williams repite como compositor, dejando un partitura completamente nueva excepto por un par de temas: el del Quidditch y el de Hedwig (icónico leitmotiv que no falta en ninguna de las entregas de Harry Potter e identifica musicalmente a la saga entera). Williams incorpora una especie de villancico, "Double Trouble", cuya melodía se convierte en un leitmotiv recurrente a lo largo de la película, aportando cierta atmósfera medieval a algunas escenas. Entre las mejores composiciones se encuentran el espectacular "Buckbeak's Flight" y el melancólico "A Window to the Past", que se cuentan entre los mejores temas hechos para la saga. Por desgracia, esta es también la última participación de Williams en Harry Potter y sólo Nicholas Hooper en la 6ª entrega, El Misterio del Príncipe, consigue alcanzar ese nivel de excelencia.
En conclusión, El Prisionero de Azkaban es una de las mejores películas de la saga Harry Potter, aunque no necesariamente la mejor. Algo más ágil que las dos primeras entregas dirigidas por Columbus, aunque con algunos cambios de ritmo un tanto abruptos (y extraños). Es también menos infantil, intentando parecer más seria, y visualmente más oscura que éstas. Hay algunos detalles importantes de la trama que se quedan fuera, pero tampoco es la peor adaptada conteniendo casi todo el libro (a su favor juega el hecho de que es uno de las novelas cortas de Harry Potter). Debutan personajes tan importantes como Sirius y Lupin (bien encarnados), y muestra la mejor versión de los dementores. Cuenta con algunas escenas realmente bellas, especialmente aquellas que emplean sólo las espectaculares vistas de Hogwarts y los paisajes acompañadas de la música de Williams. Hay un rediseño de vestuario y escenarios, rompiendo estéticamente con las anteriores partes, lo que resulta tanto apropiado (por el tono de la película) como molesto (por la continuidad).
Aspectos positivos: Oldman como Sirius y Thewlis como Lupin. Michael Gambon consigue que no añoremos excesivamente a Richard Harris. Visualmente supera a sus predecesoras. Buckbeak y los dementores. La sensacional música de John Williams.
Aspectos negativos: Abuso del CGI. Cambios muy evidentes en el entorno, vestuario y otros elementos estéticos. Ciertos aspectos en la adaptación de la trama son insatisfactorios y algunos puntos importantes quedan fuera de la cinta. Hay un (no tan) pequeño fallo que se arrastra ya desde los libros.
Puntuación: 7