Hay muy pocos directores en la historia del cine que puedan considerarse auténticos genios revolucionarios, adelantados a su tiempo, el californiano Paul Thomas Anderson es uno de ellos, un visionario autor, cuyo universo, personal y complejo, es todo un regalo para cualquier cinéfilo que se precie.

Para su segunda película, Anderson eligió el apasionante mundo del porno en los 70, como plataforma ideal para experimentar un choque de estilos, que comprende desde lo meramente visual, punto en el que recuerda al Scorsese de "Uno de los nuestros", a lo argumental, cuya ingenuidad de los personajes se acerca al "Ed Wood" de Tim Burton, sobre todo por el personaje de Jack Horner, que da vida a un director X, que realmente piensa que su cine es arte y al que da vida con sobrado talento Burt Reynolds.

Un film infravalorado, incluso por un servidor, que no apreció su enorme alcance en su momento, pero que con el paso del tiempo, comprende que las referencias de Anderson eran un juego, porque lo que de verdad trasciende de "Boogie Nights", es un estilo personal demoledor, y un sentido del humor único, cargado de magníficas sutilezas.

Un reparto coral, en el que destacan Mark Whalberg y Julianne Moore naciendo como estrellas, además de Don Cheadle y John C. Reilly, dos excelentes actores. Todos ellos se pueden considerar deudores del cine de Anderson, ya que gracias a su trabajo en el film, consiguieron, en mayor o menor medida, hacer despegar sus carreras.

Procurad no abandonar su visionado hasta que el autentico "asunto", protagonista del film, haga su aparición, y el soberbio tema de ELO, - Electric Light Orchestra - "Livin' Thing", funda a negro los boquiabiertos rostros de más de uno.

Obra Maestra.