Penosa propaganda israelí al más puro estilo yanqui.

Bien hilada, producción decente, alguna interpretación bastante conseguida, pero el fondo esconde una milimetrada propaganda en la que el conflicto palestino ni se menciona. Los palestinos, ya sea en territorio ocupado o en Líbano, no existen.

Da la sensación de que luchan contra un enemigo sin rostro, como si se tratase de fuerza mayor, como si el estado de Israel luchase contra un tifón o un terremoto. Y no es así. Da pena ver al verdugo presentarse como víctima tan descaradamente.

Por otra parte, tiene también tintes de telenovela turca, perdiendo así gran parte del atractivo, pero supongo que enganchará a mucha más audiencia.