Esta reseña se centra en la versión reducida de poco más de una hora de duración estrenada en su día en Estados Unidos (en Italia la película se iba casi a la hora y media).

Se trata de un film que resultó ser un producto esencialmente de David O. Selznick, quien se hartó de cortar en el montaje hasta quedar satisfecho con el resultado final, un breve pero intenso drama romántico que enlazaba a su esposa Jennifer Jones con Montgomery Clift, gran actor que aquí volvía a encarnar ese papel de personaje atormentado que tan bien se le daba.

El confuso escenario físico en el que tiene lugar la acción conecta a la perfección con la relación amorosa de idas y venidas protagonizada por la referida pareja, ansiosa de contacto carnal dentro de un simple relato de ardiente infidelidad con contradicciones sentimentales y un frenesí amoroso tan fugaz como intenso.

El delicado tacto del neorrealista Vittorio De Sica para la manifestación de emociones, así como la primorosa captación del más mínimo detalle que enaltezca las mismas, constituyen dos de las principales razones para contemplar con sumo deleite esta película con diálogos de Truman Capote y unos besos tremendamente tórridos entre Clift y Jones.